miércoles, 7 de octubre de 2009

METAMORFOSIS. Capítulo 1: Despertar

*Una amiga del blog me ha recomendado con muy buen criterio que os advierta por adelantado: La historia sufre una brusca interrupción después de 16 capítulos, a pocos más del final, y por motivos completamente ajenos a mi voluntad, el proyecto está aplazado sine die. Mejor no entrar en el esfuerzo y las desilusiones.
...
Ya hemos hablado antes de esta increíble historia (aquí). El punto de vista de Edward durante el tercer libro de Breaking Dawn. De acuerdo con su autor, LivesAmongTheStars, (tengo mis dudas de que no sea Stephenie Meyer bajo un pseudónimo ;) vamos a ir publicando cada capítulo en castellano.
Porque todos los twilighters merecen poder leer esto.
Tened paciencia conmigo, me lleva tiempo porque quiero ser lo más fiel posible al original y eso implica repasar y repasar el texto.

1. Despertar
Nadie controla su propia vida. Lo mejor que se puede hacer es elegir ser controlado por buenas personas, personas que te amen.
Orson Scott Card. El juego de Ender.
No podría irme de su lado.
Es físicamente imposible; incluso cuando la más leve insinuación se materializa en mi mente, mis músculos se contraen como si se prepararan para un ataque y una aguda punzada – el recuerdo de un corazón ausente, un vacío que había soportado durante aquellos meses interminables en los que me arranqué mí mismo de su lado – me atraviesa el pecho.
Así que abandono por completo la idea de irme.
Ella yace ahí, tan quieta, respirando entrecortadamente con los dientes apretados. Sostengo su mano entre las mías, esperando más allá de toda esperanza que no sufra – que pueda sentirme aquí, junto a ella.
Y me digo a mí mismo que esto es lo que ella deseaba, que fue el único modo de salvarla tras las espantosas secuelas del nacimiento de nuestra hija…y es lo que yo deseaba, siendo totalmente honesto conmigo mismo, desde el momento en que me di cuenta de que la amaba.
Me concentro en el aire mientras entra y sale de mis pulmones, utilizando el movimiento para señalar el tiempo mientras transcurre inexorablemente, marchando hacia el momento que definirá el resto de mi existencia. Sabré con certeza entonces –en el inevitable final- si he tenido éxito o he fracasado.
Lo hice todo bien – exactamente como lo había planeado, con todo cuidado, en mi mente. No me permití pensar cuando le hundí la punta de acero en el corazón, que palpitaba débilmente, inundando el órgano con mi veneno. No probé el dulce néctar de su sangre al morder la tierna piel de su garganta, sus muñecas, las flexuras de sus codos…
Consiguió lo que ella quería. Mi veneno fluye por su torrente sanguíneo, transformándola, remodelando su cuerpo de humana a vampira. Pronto, esa transformación finalizará. Y podré conservarla para siempre.
Soy la criatura más egoísta que ha pisado nunca la faz de la tierra.
Unos pasos suben por las escaleras, serenos y decididos. Reconozco la cadencia justo antes de que mi padre me llame en su mente. Edward? Voy a entrar a ver cómo está Bella.
No me molesto en articular una respuesta. Continúo con la mirada fija, sin pestañear, en su cara – tan pálida, tan vacía - y ruego a todos los dioses y fuerzas que alguna vez hayan existido en este universo que me concedan tan sólo un segundo dentro de su mente. Que me den algo, lo que sea, que me permita saber si esta gran idea mía va a funcionar – si la morfina le ha ahorrado el indescriptible dolor…o si está sufriendo en silencio para evitar que me culpe por someterla a tal agonía.
Un susurro y la puerta se abre. Mi padre se acerca a nosotros, inclinándose en un movimiento fluido sobre el lado derecho de Bella, frente a mí, para tomarle el pulso en la muñeca. “Aún no hay cambios?” pregunta en voz baja mientras cuenta mentalmente los latidos de su corazón.
“Nada.” Mi voz suena extraña, incluso para mí. Desprovista de toda emoción – la propia palabra tan inánime como su significado.
Carlisle se inclina más cerca, inhalando el aroma de la piel de la frente de Bella. “No queda rastro de la morfina.” Su cuerpo debe haberla consumido por completo. O puede que el veneno la haya barrido de su organismo.
“Lo sé” la respuesta va dirigida tanto a sus palabras como a sus pensamientos. Presiono con fuerza las manos, encerrando entre ellas la suya, tan pequeña, y siento contra mi piel el liso metal de su anillo de boda. Nunca me perdonaré a mí mismo si ella está sufriendo, pagando por mi egoísmo, por mi incapacidad de seguir mi camino sin ella. Nunca.
“Bella?” Carlisle recoloca con suavidad su brazo inerte en la mesa de operación y le llama, “puedes oírme?”
“Bella? Bella cariño? Puedes abrir los ojos?” Observo su cara buscando el más mínimo atisbo de un movimiento y la desesperación inunda mi pecho, convirtiendo mi siguiente pregunta en un ruego. “Puedes apretarme la mano?” Quito la mano que estaba sobre la suya y entrelazo nuestros dedos con la otra. Pero la suya permanece inmóvil mientras miro fijamente sus finos dedos, deseando en silencio con todas mis fuerzas que se muevan.
Entonces mi miedo se hace patente. Toma control de mi boca, obligándome a pronunciar la insoportable idea que mi cerebro ha rechazado contemplar. Agacho la cabeza escondiendo la cara en la curva del hombro de Bella. “Tal vez… Tal vez, Carlisle, llegué demasiado tarde.”
Mi voz, la inflexión carente de matices, se hace añicos como el cristal en la última palabra, cortándome la piel y haciendo jirones los restos de mi corazón. Un escalofrío me recorre de arriba abajo mientras el dolor resucitado de la pérdida empieza a salir a la superficie en mi cristalina memoria.
Una mano grande me toca la cabeza, descansando reconfortante en mi pelo. “Escucha su corazón, Edward” murmura mi padre. Mis oídos se ajustan por su cuenta al rítmico sonido que se repite incesante a través del suave cuerpo que está junto a mí. “Es más fuerte incluso de lo que fue el de Emmet. Nunca he oído nada tan vital. Ella va a estar perfectamente.”
Mi afligida y perfecta memoria evoca el escalofriante chasquido que llenó esta habitación, la imagen de su hermoso cuerpo doblándose como el de una muñeca de trapo sobre la mesa y vuelvo a estremecerme. Transcurre un segundo mientras inhalo el aroma – su aroma único – de la piel que cubre su clavícula, usando su familiaridad para tranquilizar mi cordura hecha pedazos. Después, me doy cuenta de que su aroma no hace que me arda la garganta tan fieramente como antes. Entonces, consigo preguntar: “Y su – su columna?”
“Sus lesiones no eran mucho más graves que las de Esme. El veneno las reparará igual que hizo con ella.” Carlisle empieza a retirar lentamente la mano de mi cabeza, mientras sigue consolándome mentalmente. No debes sumirte en la desesperación, hijo. Bella va a estar bien.
“Pero está tan quieta…” levanto nuestras manos entrelazadas, apretándolas contra mi pecho. “Debo haber hecho algo mal.”
Oh Edward…De repente, mi padre está a mi lado, con una mano sobre mis hombros encorvados. Una parte de mí no desea ser reconfortada, en especial si mi incompetencia le ha causado cualquier daño a mi Bella…pero otra parte de mí – la parte rota, en llanto – ansía el relajante y familiar gesto.
“O algo bien, Edward” dice Carlisle. Su voz suena llena de serena confianza. “Hijo, hiciste todo lo que yo podría haber hecho y más. No estoy seguro de que yo hubiera tenido la persistencia, la fe que fueron necesarias para salvarla.” Me aprieta el hombro un instante. “Deja de castigarte. Bella va a estar bien.”
Un susurro roto se escapa por mi boca entreabierta. “Debe estar sufriendo una agonía”
“No lo sabemos” Carlisle tiene un don para hablar con mucha calma, tranquilizando mis nervios crispados con la lógica más aplastante “Tuvo mucha morfina en su organismo. No sabemos el efecto que tendrá en su experiencia”. Tal vez le pregunte sobre ello, una vez haya tenido tiempo de adaptarse.
Dejo de prestar atención a sus especulaciones. No quiero pensar en la “experiencia” de Bella. Lo que ella puede estar soportando o no en su extraña quietud. Retirando la cara de su hombro, deposito un beso suave como una pluma en la flexura de su codo, en el mismo exacto lugar donde mis dientes han roto su sedosa piel. “Bella, te quiero.” El sentimiento flota sobre su cuerpo tendido como un murmullo apenas audible y ruego para que ella me escuche. “Bella, lo siento.”
Mi padre y yo nos tensamos ligeramente cuando estalla una reyerta en el piso de abajo. A pesar del dolor que siento por la mujer que yace frente a mí, tengo la súbita necesidad de poner los ojos en blanco por la exasperación. Rosalie y Jacob están discutiendo de nuevo sobre a quién le toca tener en brazos a mi – nuestra – hija recién nacida.
Renesmee ha afectado a la existencia de mi familia de la forma más profunda y maravillosa y la quiero con un amor tan intenso como el que siento por Bella, tan sólo que encauzado en una dirección diferente. La responsabilidad de ser padre es un concepto que nunca pensé que experimentaría y ahora Bella me ha dado – no sólo una vida eterna con ella, mi alma gemela – sino también el regalo de verme reflejado en la cara de una niña.
La eternidad no es lo suficientemente larga como para corresponder a todo lo que Bella ha hecho por mí.
Un débil rugido suena en el piso de abajo; los pensamientos de Rose son considerablemente peores y mucho más asesinos que su advertencia sin palabras. Jacob debería considerarse muy afortunado de que ella no esté amenazando en serio, de momento, su vida. Carlisle me mira de reojo. Debes ir abajo, Edward, y reclamar a tu hija antes de que tengamos una auténtica guerra entre manos. Puedo quedarme con Bella hasta que vuelvas.
Estoy negando con la cabeza antes de que concluya el hilo de sus pensamientos. “No, no pienso moverme de aquí.” susurro fieramente, mi cuerpo tenso ante la idea de marcharme de su lado. “Lo solucionarán”.
“Una situación interesante” reflexiona mi padre. Un hombre lobo imprimándose con la hija medio humana, medio vampira de la mujer que ama. “Y yo que pensaba que lo había visto todo.”
Aprieto los dientes, contrayendo la mandíbula mientras me esfuerzo por dominar mi hostilidad hacia el perro.
En realidad, no es culpa suya que se haya producido la imprimación – él no tuvo control sobre ello.
Pero tenía que ser mi hija?
Ya fue suficientemente malo que Jacob buscase arrebatarme a Bella de mi lado durante meses, y después tenerle culpándome en su cabeza constantemente durante su extremadamente doloroso embarazo. Ahora él está atado a Renesmee, un bebé de treinta y seis horas al que su madre ha visto sólo unos cuantos segundos, y se supone que yo tengo que aceptralo?
Hago un decidido esfuerzo por relajar la mandíbula y aliviar la tensión de mis músculos. La decisión no me corresponde sólo a mí, si es que se puede tomar una decisión en esta situación tan extraña. Una vez que estoy seguro de que mi voz no va a reflejar la persistente tensión que fuerza mi mente, digo con seguridad “Me ocuparé de eso más tarde. Nos ocuparemos de eso.” Doy la vuelta a la mano de Bella, nuestros dedos aún entrelazados, y beso su palma.
Los pensamientos de Carlisle están relativamente serenos. “Estoy seguro de que, entre nosotros cinco, conseguiremos evitar que haya un derramamiento de sangre.” Aunque Rose puede ser difícil de contener; se ha vuelto tremendamente territorial. Y Jacob no está mucho mejor, añade.
Suspiro con fuerza. Él tiene razón, por supuesto, pero no tengo la más mínima idea de cómo actuar. Aunque estoy mucho más que irritado porque haya tenido lugar la imprimación, eso le ha proporcionado a Renesmee la protección de la manada de Sam. Sus leyes prohíben a cualquier lobo llevar a cabo una acción ofensiva contra el objeto de la imprimación de otro lobo. La pérdida podría destruir no sólo a su hermano, sino a la manada entera también.
“No sé qué partido tomar” replico sinceramente. “Me encantaría azotarles a ambos.” Mi mirada vuela hacia la cara demasiado quieta de Bella y corrijo “Más tarde.”
“Me pregunto qué pensará Bella – de parte de quién se pondrá.”
Una carcajada bulle en mi garganta, abandonando mis labios como una débil y tensa risa entre dientes. Bella es completamente impredecible, lo cual es parte de por qué la amo tanto. Sin embargo, nunca lo admitiría delante de ella – ya me tortura lo suficiente con sus silenciosos pensamientos, que censura. Así que comento con reticente sinceridad “Estoy seguro de que me sorprenderá. Siempre lo hace.”
Carlisle se ríe en su mente y después Jacob capta su atención contando otro chiste de rubias a la cara de Rosalie. Suspira silenciosamente. Iré abajo y veré si puedo suavizar la situación, dice. Avísame si hay cualquier cambio en su estado. No parece esperar una respuesta, así que no se la doy. Mi padre se dirige hacia la puerta y me deja tranquilo una vez más con mi Bella.
Su flujo sanguíneo empieza a enlentecerse - puedo sentirlo en las venas bajo la suave piel de su mano.
Su temperatura corporal está descendiendo, también, y el marfileño contorno de sus hombros y garganta que queda a la vista tiene un tenue brillo – la tierna y frágil piel humana convirtiéndose en la impenetrable barrera que cubre a todo vampiro.
Todo va bien, entonces. Las sutiles diferencias en su físico son una sólida evidencia de que la transformación se está desarrollando exactamente como debería.
Tan sólo desearía estar seguro de cuánto tiempo más va a tardar.
Como criatura inmortal, el tiempo es intrascendente para mí, aunque soy el primero en admitir que no soy el vampiro más paciente del mundo. Como le dije a Bella la noche antes de nuestra boda –aquel espléndido y resplandeciente día y las semanas que pasamos juntos en la isla han quedado grabados a fuego con impecable claridad en mi memoria- había esperado un siglo para casarme con ella, la mujer que, por algún extraño giro del destino, estaba hecha para mí. Y los más de noventa años que nos separaban no habían merecido la pena, como suele decirse.
De nuevo, me concentro en respirar lenta y tranquilamente, reuniendo toda la paciencia de la que soy capaz.
Si he podido esperar cien años a mi amor, puedo sobrevivir tres días.
Las horas pasan. Bella permanece inmóvil, aunque los cambios en su apariencia son más pronunciados según el veneno continúa extendiéndose. Su pelo, aunque había estado enredado y apelmazado con sangre seca, ahora está liso y brillante y el castaño oscuro tiene matices rojizos y color miel oscuro. También sus extremidades se han alargado ligeramente, como si un maestro escultor volviera sobre su obra y, en el proceso de remodelar la figura, la embelleciera aún más en su perfección.
Una imagen surge confusa en mi mente: un remolino de cabello largo y oscuro corriendo por el bosque a la luz de la luna por delante de mí, el sonido de una risa alegre como el repique de campanas reverberando en la noche.
Por fin! Una exclamación triunfal sigue a las imágenes arremolinadas. Y mi hermana entra feliz con un movimiento de vals en la habitación, sus diminutos pies brincando con suavidad por el suelo de madera.
“Cuánto tiempo?” trato de mantener mi impaciencia al mínimo, formulando la pregunta lo más suavemente posible, teniendo en cuenta las circunstancias.
Alice se detiene junto a mí; puedo ver de reojo su brillante sonrisa lanzando destellos. “Ya no queda mucho.” dice con emoción en su aguda voz de soprano. “Ves lo nítida que se está volviendo?” ella evoca la visión de antes y tengo que estar de acuerdo – los bordes están mejor definidos y ya no hay movimiento que convierta la imagen en colores borrosos sin una forma discernible. “Puedo verla mucho mejor” suspira aliviada.
Me mejilla se mueve un poco en respuesta. “Todavía un poco amargada?”
Alice sacude la cabeza. Puedo sentirla fulminándome con sus ojos dorados. “Sí, muchas gracias por recordármelo” refunfuña, cruzándose de brazos. “Tú también te sentirías humillado si te dieras cuenta de que estás atado de manos por tu propia naturaleza. Veo mejor a los vampiros, porque yo soy una; veo bien a los humanos porque lo he sido.” Aprieta los dientes con frustración. “Pero no puedo ver en absoluto a estos extraños híbridos porque no son algo que haya vivido. Una ráfaga de color blanco surge junto a mí cuando Alice levanta las manos, resoplando enfadada, “Bah!”
Hay un estallido de ira dentro de mi silencioso pecho que reduce a cenizas mi breve diversión por la respuesta de Alice. Ella se distrae con tanta facilidad – incluso para un vampiro – y no estoy de humor para manejar sus mercuriales lapsos de atención.
“Céntrate, Alice.” Suena como una orden, lo que, en condiciones normales, hubiera provocado una respuesta vehemente por parte de mi hermana…pero ella debe ver algo en mi expresión que hace que coopere inmediatamente.
“De acuerdo. Bella es casi demasiado fácil de ver ahora mismo”
Su mente se queda completamente en blanco durante un segundo mientras se concentra, sumergiéndose en su don. Después, una imagen parpadea, como en una película antigua, en las mentes de ambos.
Me veo a mí mismo, con toda mi familia reunida informalmente en la habitación, en brazos de mi mujer. Por un instante, me quedo atónito ante el feliz abandono con el que mi futuro yo está besando a Bella; no existe la más mínima restricción en la forma en que sujeto fuertemente su cuerpo contra el mío.
Antes de que pueda identificar los sentimientos que me bombardean en ese momento, Emmett se aclara la garganta y Bella retrocede bruscamente – el movimiento demasiado rápido para un humano. Empleo el medio segundo que sigue después, mientras ella permanece de pie perfectamente quieta como sólo los de nuestra especie pueden, en analizar su condición.
No puedo encontrar un solo defecto.
Pero, por otro lado, nunca he podido.
La visión se desvanece en espiral hacia la negrura, como petróleo vertido sobre las ondas de un estanque y un suave suspiro disipa la aplastante carga de la incertidumbre sobre mis hombros. “Ella va a estar bien, de verdad” las palabras salen sin aliento, cargadas de inmenso alivio.
Alice contesta con seguridad, su tono casi petulante “Por supuesto que sí.”
Esta vez no me puedo resistir; le lanzo una rápida mirada de soslayo, manteniendo a Bella en mi visión periférica. “No estabas tan convencida hace dos días”, le informo, arqueando una ceja.
Ella pone los ojos en blanco ante mi comentario, gruñéndome mentalmente. “Hace dos días no podía ver bien” replica Alice, agitada…y entonces su expresión se ilumina. “Pero ahora que ella está libre de todos los puntos ciegos, es pan comido”
La impaciencia me impulsa a formular otra pregunta apremiante mientras desvío mi mirada de Alice para centrarla completamente en Bella. “Podrías concentrarte por mí? En el reloj – darme una estimación?” Un dedo, suave como la caricia de una pluma, retira un mechón de pelo oscuro de su mejilla de porcelana.
Honestamente…mi hermana lanza un largo suspiro de sufrimiento. “Siempre tan impaciente. Bien, dame un segundo.”
Un torbellino de colores, formas y sonidos pasa por nuestros ojos mientras Alice se repite a sí misma que debe visualizar un reloj. De repente, cuatro números – brillando en un rojo apagado como el despertador de la antigua habitación de Bella- destellan rápidamente en nuestra visión compartida.
Poco más de seis horas desde este instante.
Escucho la leve sonrisa en mi voz antes de que mi cerebro interprete la forma que están adoptando mis facciones. “Gracias, Alice.”
De nada. Alice permanece callada un momento, rememorando la visión anterior de Bella y mía, comparándola con la figura inmóvil que yace sobre la mesa y se maravilla mentalmente ante la belleza de su nueva hermana. Siempre pensé que era guapa – para una humana – pero ahora…En voz alta, reflexiona con vivo entusiasmo “Va a ser deslumbrante.”
Mi pecho vibra con un rugido apagado. Bella, por alguna razón que no alcanzo a comprender, tiene serios problemas de auto-estima. Una de nuestras primeras conversaciones, de hecho, aludió a este antiguo tema. “Bueno, mírame. Soy absolutamente corriente – bueno, excepto por las cosas malas como todas las experiencias cercanas a la muerte y ser tan torpe que resulto casi discapacitada. Y mírate.”
Ella es increíblemente perceptiva en cuanto al mundo y la gente que le rodean…y aún así parece incapaz de verse a sí misma con claridad. A mis ojos, un ángel descendiendo de los cielos sería menos divino que mi Bella.
El gruñido aún reverbera en el aire cuando replico bruscamente a Alice, “Siempre lo ha sido.” Tan deslumbrante como una estrella fugaz, grabando en mis ojos una estela irisada de luz a su paso por un cielo negro aterciopelado.
Un discreto resoplido sale de la diminuta vampira que está junto a mí. “Ya sabes a qué me refiero, Mírala.”
Alice señala dramáticamente a Bella dibujando un amplio gesto con la mano, la excitación rebotando en su mente y prendiendo un fuego incontrolado de pensamientos a medio terminar. Perfecta. No tan despampanante como Rosalie, por supuesto – pero, por otro lado, nadie es…Tiene una belleza clásica, como una pintura del Renacimiento. Oh! me muero de ganas de comprarle ropa más adecuada. Pero lo que lleva ahora está muy bien…Mi hermana mira con ojo crítico el ridículo vestido que insistió en que le pusiéramos a Bella, dándole vueltas a si le queda bien o no – y de golpe, silencio sus pensamientos. Alice quiere que toda nuestra familia, Bella incluida, capte plenamente la idea de su transformación; de alguna manera, en su cabeza, eso equivale a un ajustado vestido de fiesta de algún diseñador en color azul pálido. Le había dicho – en repetidas ocasiones – que a Bella no iba a gustarle pero ella siempre se limitaba a llamarme aguafiestas y afirmar que su nueva hermana podría adaptarse también a un vestuario chic.
Allice me llama mentalmente, reclamando mi atención. Voy de caza con Esme, una expedición rápida. Estaremos de vuelta antes de que Bella despierte. Revolotea hacia la puerta y, antes de que haya transcurrido un segundo, se ha ido.
Reanudo mi silenciosa vigilia…esperando, siempre esperando. Mi mente consciente – es decir, la parte que no está fija permanentemente en mi mujer – vaga por la casa, tomando nota de varias cosas.
Rosalie discute para coger en brazos a Renesmee, como un niño enrabietado por dar una vuelta en el tiovivo y Jacob gruñe en respuesta. Sus pensamientos son asombrosamente protectores…y, aun así, no hay ninguna reivindicación de propiedad que ensombrezca sus motivos. No confía en Rosalie lo más mínimo, convencido de que ella saldría corriendo con el bebé antes que devolvérsela a sus padres.
Y yo me inclino a pensar lo mismo, hasta cierto punto. Tampoco confío en Rose – pero ella cuidó de Bella durante el embarazo y, por la razón que fuera, Bella recurrió a ella en busca de ayuda. En honor a la confianza que Bella depositó en mi hermana, no me he pronunciado directamente sobre la situación. Todavía.
Cuando Bella despierte, sospecho que todos nosotros vamos a prestar más atención a muchas cosas.
Emmett está viendo el partido de baseball y vigilando a Rosalie y Jacob mientras tanto. Para él, al menos, las cosas no habían cambiado mucho. Mi hermano sigue tomándose las cosas con tanta calma desde el día que le conocí.
Escucho el partido sin interés, sin embargo las notas que Emmett toma mentalmente sobre la estrategia del juego para nuestro próximo partido familiar son mucho más interesantes que los intentos de los jugadores humanos.
Y el tiempo pasa con exasperante lentitud. Toco el piano mentalmente, alternando la nana de Bella con un contrapunto fluido que me recuerda a la sonrisa angelical de Renesmee – hasta que el corazón cuyos latidos estoy utilizando como metrónomo cambia de ritmo súbitamente. Se vuelve frenético, casi desesperado, mientras el veneno consume la última parte humana del cuerpo de Bella.
Casi ha terminado.
“Carlisle” mi padre oye mi llamada y sube al instante, con Alice en los talones. Ambos tienen una expresión parecida de curiosidad y anticipación. “Escuchad” les indico, dedicándoles una fugaz mirada antes de volver mi atención a Bella.
Pasan unos cuantos segundos, medidos tan sólo por los latidos desenfrenados, y Carlisle dice con ligero alivio, “Ah, ya casi está.”
“Pronto” Alice no cabe en sí de alegría, resistiendo apenas la necesidad de aplaudir para celebrarlo. “Iré a por los demás” se ofrece, deteniéndose justo antes de cruzar el umbral. “Qué hago con Rosalie…?”
Ella termina la frase mentalmente y yo asiento con la cabeza. “Sí – mantengamos alejado al bebé”.
Un vampiro recién nacido tiene muy poco autocontrol y Renesmee es medio humana. No puedo poner en riesgo la vida de mi hija, aunque eso signifique mantenerla a salvo de los instintos incontrolables de su madre.
Los blancos y finos dedos de la pequeña mano que sostengo entre las mías se mueven convulsamente. Tomo una rápida bocanada de aire y contengo la respiración; Alice y Carlisle se han quedado helados, también, mirando fijamente a la figura que yace sobre la mesa.
“Bella?” le aprieto la mano con suavidad, atento a la expresión de su cara – pero no hay cambios. “Bella, cariño?”
Menos de un minuto, mi hermana observa mientras le llega de golpe otra visión. Con urgencia en la voz, murmura “Voy a por ellos” y desaparece por la puerta.
De nuevo, el corazón de Bella aumenta el ritmo, palpitando con renovada fiereza y vibrando como las alas de un colibrí. Siento el repentino y absurdo temor de que su corazón va a atravesarle el pecho de alguna manera con su violento palpitar – y entonces ella se mueve, quitándome cualquier otra idea de la cabeza eficazmente.
Ella arquea la espalda, doblándose sobre la mesa en una violenta convulsión. Es el primer signo claro de dolor que veo en ella y, aunque no grita, el movimiento basta para que me muera de angustia.
Se fuerte, hijo, me tranquiliza mi padre. Mientras veo cómo su cuerpo inerte se desploma sobre la mesa de operaciones, el resto de la familia – excepto Rosalie – entra en silencio de uno en uno en la habitación. Se sitúan en el extremo más alejado a nosotros.
Jasper adopta una postura defensiva por delante de Alice, avisándome con sus pensamientos de que aunque Bella sea mi mujer y todos la quieren, los neófitos son criaturas imprevisibles. No bajará la guardia ni un segundo.
Emmett sigue el ejemplo de Jasper; posiciona su enorme cuerpo enseguida, claramente indiferente ante la idea de que su nueva hermana represente la más mínima amenaza para él o cualquier otro. Esme extiende hacia Carlisle una mano suplicante, que él toma al momento, uniéndose a ella tras la masa de Emmett.
Y Alice…está literalmente dando saltitos en su sitio, botando de puntillas, contando hacia atrás mentalmente.
Diez, nueve, ocho, siete, seis…
El corazón de Bella emite un ruido sordo, profundo y vacío. Titubea dos veces, como resistiéndose a rendirse y late por última vez – una despedida.
Silencio.
Nadie se atreve si quiera a respirar. Ningún pensamiento invade mi mente…excepto uno. Alice aún está contando.
Cinco, cuatro, tres, dos, uno.
Unos párpados color lavanda se mueven, unas pestañas oscuras y espesas acarician las mejillas de porcelana – y Bella abre los ojos.
El vivo color rojo de sus iris me desconcierta por un instante, pero me niego a que este aspecto de su nueva naturaleza estropee la euforia que empieza a rebosar en mi pecho.
Está despierta. Está bien.
Sus ojos estudian algún objeto desconocido en el techo y ella inhala con sorpresa, abriendo levemente la boca maravillada. Vuelve a respirar, más despacio, midiendo el movimiento– y me encuentro a mí mismo deseando por enésima vez poder oír lo que piensa.
Su mano, aún descansando suavemente entre las mías, recibe un breve y suave apretón. Mi cuerpo se tensa automáticamente, preparándose para la reacción de un neófito potencialmente peligroso pero obligo a mis músculos, tensos como cuerdas, a relajarse. Si Bella siente que estoy preparado para la lucha, sus instintos pueden prevalecer sobre su sentido común. Éste es el lugar más seguro para poder llegar a comprender mejor su mente – rodeado de mi, nuestra familia.
Si va a existir algún tipo de comportamiento impulsivo por su parte, será ahora.
Bella se queda helada sobre la mesa, con los ojos muy abiertos. Jasper grita una advertencia mentalmente cuando lee la conmoción que emana de ella, pero no me muevo. Un sonido animal sale siseando a través de los dientes apretados de Bella y ella se vuelve, liberando su mano de un tirón y bajándose de un salto de la mesa. Se acuclilla contra la pared más cercana, su ágil cuerpo encogido en una postura defensiva, y veo cómo la comprensión y después la vergüenza aparecen en sus brillantes ojos color escarlata.
Mantengo mi posición – inclinado sobre la mesa de operaciones, la mano extendida – por un momento, incapaz de reprimir mi ansiedad. La mirada de Bella vuela hacia nuestra familia en la pared de enfrente, evaluando la expresión y la postura de cada uno. Después, sus ojos muy abiertos vuelven a mirarme. Aunque parezca imposible, abre aún más los ojos; un suave jadeo se escapa a través de sus labios. Me doy cuenta de que no puedo interpretar del todo su expresión, porque me está mirando como si nunca me hubiera visto antes.
Una fracción de segundo después, Bella se pone en pie, aunque permanece vacilante junto a la pared.
Decido hacer el siguiente movimiento, aunque sólo sea por aliviar algo de la tensión en sus esbeltos hombros. Además, apenas puedo soportar estar alejado de ella cuando está tan cerca.
Dejando la mano extendida frente a mí, me acerco a ella lentamente, deseando que mi voz transmita serenidad. “Bella?” ella continúa mirándome fijamente, sin pestañear, con una extraña expresión desconcertada en sus ojos. “Bella, cariño?”
Mis pasos me llevan a su figura inmóvil. No pienso en nada más, ni me distraigo por las palabras de advertencia de mi familia o de ánimo de Alice.
Bella es todo mi mundo. Ese hecho nunca ha sido tan cierto como en este instante.
“Lo siento, sé que es desconcertante. Pero estás bien. Todo va a ir bien.”
Algo destella en sus ojos – múltiples emociones que no puedo identificar – pero su cara permanece como una máscara lisa de mármol blanco. Haría lo que fuera por arrojar esa máscara fuera de la hermosa cara expresiva de mi Bella. Inseguro, extiendo la mano y acaricio con la yema de los dedos la curva de su mejilla.
Su piel ya no arde bajo mi tacto, pero está a la misma temperatura que la mía y es tan delicadamente suave y atractiva como la seda.
No puedo describir la sensación.
La mirada de Bella se suaviza, de forma apenas perceptible, pero puedo verlo y siento un hormigueo en los dedos desde el punto donde tocan su piel. Incapaz de resistirme, dejo que la palma de mi mano se amolde por sí misma a la forma de su cara. La dulzura de su mirada aumenta, y aunque el color ha cambiado, mi mente reconoce de inmediato la calidez que prevalece en su mirada.
Deseo.
Arqueo una ceja, esperando a que ella hable, mientras el resto de mi ser está completamente desconcertado.
Todo lo que un neófito ansía es sangre. Su existencia es así durante unos años –dominado por sus necesidades – hasta que las tendencias humanas, más civilizadas comienzan a resurgir. Estaba preparado para afrontar esos duros meses junto a Bella, ayudándola a luchar contra la parte más oscura de sí misma, y esperar al día en que ella fuera más…Bella.
A estas alturas, debería saber que no hay que subestimarla.
Una ráfaga de aire, una imagen borrosa – y unos brazos delgados más fuertes que el acero me rodean, apretando tan fuerte que me hacen daño. Bella aprieta su cara contra mi pecho e inhala profundamente como solía hacer cuando era humana, y su abrazo se estrecha. El dolor estalla, haciéndome poner una mueca y cambio mi peso para liberarme.
Ella levanta la cabeza enseguida, mirando hacia mí llena de confusión y miedo. Siento una punzada de dolor en mi corazón inmóvil al darme cuenta de que ella teme que la rechace; tengo que explicárselo sin alarmarla y desprenderme de su abrazo cada vez más fuerte. “Um… cuidado, Bella.” hago un gesto de dolor “Au.”
Una expresión horrorizada aparece en su rostro y se retira, cruzando los brazos tras la espalda. “Ups” dice en voz baja, dibujando una perfecta “u” con sus labios llenos. Ella recuerda, por las explicaciones de Jasper y mías de hace meses, que los neófitos son considerablemente más fuertes que los vampiros maduros. Interpreto eso como una buena señal.
Le sonrío con una sonrisa torcida, el dolor va desapareciendo de mis extremidades, y toco la “O” que forman sus labios. “Tranquila, mi amor. Es sólo que eres un poco más fuerte que yo, de momento.”
Ella frunce el ceño, con lo que una fina arruga aparece en medio de su frente. Muevo mi mano – la que toca sus labios – a un lado y acaricio suavemente su mejilla con los nudillos. Una calidez, como brasas al rojo vivo, llena su mirada y me envía una sacudida eléctrica a la boca del estómago.
Bella suelta sus brazos y trae hacia delante su mano derecha, con deliberada atención. Sin apartar nunca su mirada de la mía, coloca su mano sobre mi rostro como si estuviera hecho de cristal. Un estremecimiento recorre mi columna ante la familiar, y aún así tan diferente, caricia.
Ella habla y mis acostumbrados oídos enseguida captan los matices sutiles y musicales que ahora tiñen la voz que conozco tan bien como la mía propia.
“Te quiero.”
La sonrisa con la que le respondo brilla en el reflejo de sus pupilas. Esas tres pequeñas palabras salidas de su boca me curan por completo y mi mirada horada la suya, la energía silbando entre nosotros como la atmósfera cargada antes de una tormenta eléctrica.
“Y yo a ti” respondo y enmarco su cara con mis manos. Inclinándome lentamente mientras ella levanta la barbilla, presiono sus labios suavemente con los míos – una imitación casi perfecta de nuestro primer beso.
La respuesta de Bella es exactamente la misma. Emite un jadeo ronco, entreabriendo los labios y enlaza los brazos alrededor de mi cuello. Poniéndose de puntillas, enreda las manos en mi pelo al tiempo que presiona su cuerpo contra el mío y yo casi lo interrumpo ahí – una vieja costumbre, para evitar hacerle daño.
Pero la fricción de nuestros labios moviéndose al unísono y la elasticidad del suave cuerpo que tengo en mis brazos, me recuerdan que ya no tengo que ser cuidadoso nunca más. No volveré a hacerle daño por no poner freno a mi fuerza inhumana ni a mis monstruosos impulsos. Por fin puedo darme completamente a ella.
Mis manos abandonan su cara. Una sostiene su nuca, entrelazando mis dedos en su sedoso y oscuro cabello – y la otra se enreda en torno a su cintura, con la palma descansando sobre el final de su espalda, acercándola a mí. Separo los labios, saboreando su aliento en mi lengua y ella se entrega a nuestro beso con un vigor renovado. Tira de nosotros hacia la pared, utilizando la superficie plana para darse impulso y rodea mi pierna con la suya, uniendo nuestras caderas. Se me escapa un gruñido que se repite en su boca mientras mordisqueo la curva de su labio inferior.
Su aroma está por todas partes. El fuego abrasador que el aroma de su sangre provocaba en mi garganta está ausente, pero la esencia única de Bella es sorprendentemente la misma de antes. La Fresia, por supuesto, es la nota dominante, pero hay también una mezcla de azahar, mimosa, y una ligera fragancia que trae a la mente una lluvia de primavera empapando los bosques de la cima de una montaña.
Por más que estoy disfrutando del reencuentro con mi esposa, se hace evidente que los miembros de nuestra familia, que están siendo testigos de nuestra intimidad, se sienten cada vez más incómodos. Jesús, iros ya a una habitación, se burla Emmett y se aclara la garganta de forma audible.
Los labios de Bella se detienen sobre los míos; abre los ojos de golpe, la mirada afligida. Deja caer la pierna y retrocede medio paso, bajando los brazos de mis hombros. Con la mirada en el suelo, avergonzada, se muerde el labio – y estoy seguro de que si aún pudiera sonrojarse, tendría la cara roja como un tomate.
Me río por lo bajo de su comportamiento, pero no la dejo escapar de mi abrazo. Me muevo con ella, rodeando con los brazos su cintura y nos doy la vuelta a ambos para que podamos ver a los demás frente a nosotros. Mi boca parece incapaz de generar otra expresión que no sea una sonrisa; con Bella asumiendo al fin un papel permanente en la eternidad de mi existencia, es como si todo lo que hemos soportado para llegar a este momento mereciera la pena – toda la angustia, el miedo y la incertidumbre.
Aún sin mirarme, ella respira profundamente y percibo cómo se calma. Levanta la mirada hacia mí, estudiando mi expresión, y entrecerrando los ojos mínimamente me acusa, “Te has estado conteniendo”, frunciendo los labios.
Lanzo una carcajada, llena de calidez y alivio. Me alegro, incluso me siento un poco pagado de mí mismo, de que ella haya notado la diferencia en mi respuesta mientras nos besábamos. Es la forma en que siempre he deseado poder responderle…pero era demasiado peligroso permitirme esa libertad con su frágil cuerpo.
“En su momento, era necesario en cierto modo” comento, ofreciéndole una amplia sonrisa. “Ahora te toca a ti no hacerme pedazos ” y la risa ahoga mis palabras de nuevo mientras ella frunce el ceño con preocupación. Un alegre sonido como de campanillas se une a mis carcajadas y Bella agita la cabeza a ambos lados mientras unos pasos se acercan a nosotros.
Carlisle rodea el cuerpo de Emmett con una ligera sonrisa, aunque sus ojos y sus pensamientos son un tanto cautelosos. Jasper sigue de cerca el avance de mi padre, más precavido que nunca en presencia de un neófito. Reprimo el impulso de poner los ojos en blanco; Bella no representa ninguna amenaza. Si bien admito que hay que tomar una serie de precauciones para evitar una matanza, estoy firmemente convencido de que entre todos somos capaces de ayudar a Bella a controlarse.
Pero eso no supone ninguna diferencia para Jasper – sus costumbres están muy arraigadas.
Mi padre se detiene a menos de 30 cm de nosotros, su atención fija en Bella, evaluando su estado con sus sabios ojos dorados. “Cómo te sientes, Bella?” pregunta.
“Abrumada” responde, mirándole intimidada. “Hay tantas cosas…”
Carlisle asiente sombríamente. “Sí, puede desorientar bastante”.
Ella asiente una vez. “Pero me siento yo misma. Más o menos.” Parece confundida y agradecida de que sea así. “No lo esperaba.”
La aprieto en mis brazos. Inclinándome de forma que mis labios rozan su oreja, le susurro en el pelo, “Te lo dije.”
A Bella le había preocupado mucho perder su identidad cuando fuera una vampira recién nacida, viviendo como un animal sediento de sangre durante varios años hasta que fuera lo suficientemente madura como para redescubrirse a sí misma y dominar su apetito. Yo había tratado de decirle varias veces que seguiría siendo Bella, pero nunca pareció calar en ella ni penetrar su limitado entendimiento del auténtico carácter de un vampiro.
Ahora, tiene una confirmación fidedigna de que sigue siendo la mujer que constituye la mitad de mi ser.
Debo confesar que estoy impresionado, reflexiona mi padre – y yo me inclino a pensar lo mismo. “Estás bastante controlada,” continúa en voz alta, dirigiéndose a Bella. “Mucho más de lo que esperaba, incluso con el tiempo que has tenido para prepararte mentalmente para esto.”
Bella frunce un poco el ceño y su expresión se ensombrece por la inseguridad, “No estoy tan segura de eso”, susurra.
Carlisle baja la cabeza, coincidiendo con su análisis. Los neófitos son inestables, me dice, pero me atengo a lo que he dicho anteriormente, ella esta increíblemente en control de sí misma. Entonces, el hilo de sus pensamientos cambia de dirección. Me pregunto si…”Parece que hicimos algo bien esta vez con la morfina,” observa con interés. Aprieto la mandíbula un poco pero ni él ni Bella parecer advertirlo. “Cuéntame,” le pregunta mi padre, tratando de aplacar su incesante curiosidad, “qué recuerdas del proceso de la transformación?”
Ella duda un instante. Observo su cara con mucha atención, mis emociones enfrentadas entre la esperanza de que ella no haya experimentado el intenso dolor y la morfina hiciera su efecto – y el terror de que pueda haber sufrido como todos lo hemos hecho, a pesar de mis mejores intentos por ponérselo más fácil.
Ella empieza titubeante, pequeñas arrugas crispan su ceño mientras recuerda. “Todo está muy borroso…antes. Recuerdo que el bebé no podía respirar…” ella levanta rápidamente la mirada, su expresión llena de miedo mientras me mira fijamente.
“Renesmee está sana y bien” la tranquilizo, mis propios recuerdos retrocediendo hasta la primera vez que miré los cálidos ojos marrones de mi hija – exactamente los mismos ojos de su madre. Me muero por llevar a Bella a donde ella ahora mismo…pero no sería seguro, para ninguna de las dos.
Me centro en el presente y le pregunto a Bella, “Qué recuerdas después de eso?”
Su expresión se suaviza, borrando las líneas que estropean su frente y se vuelve cortésmente vacía.
Una punzada de sospecha encuentra una vía hasta mi cerebro. Es la perfecta cara de poker – una réplica de la mirada impertérrita que utilizo cuando no quiero revelarle lo que pienso o siento por alguna razón. Está tratando de ocultarme algo? Pero por qué?
Trato de leer en sus ojos, de obtener la clave de sus pensamientos – pero ella gira la cabeza, mirando a Carlisle. Mi sospecha crece, enrollándose como una serpiente en torno a mi columna.
“Cuesta recordarlo” responde Bella, una leve inflexión en su tono que me desconcierta. Normalmente, enseguida sé cuando está mintiendo, pero parece tan sincera. Quizá estoy reaccionando de forma exagerada – cosa que, según dicen, hago bastante a menudo.
Ella reanuda su explicación en voz baja, “Todo estaba muy oscuro…Y entonces, abrí los ojos y podía verlo todo.”
“Asombroso” Carlisle está exultante, sus pensamientos girando en un millón de direcciones distintas. Piensa en lo que esto podría suponer para cualquier transformación futura…librarse del sufrimiento y tan sólo despertarse como vampiro – como si se hubiera estado dormido. Las posibilidades son ilimitadas…
Se inclina hacia Bella, impaciente por conseguir más información. “Quiero que pienses – que me cuentes todo lo que recuerdas” le insta con excitación.
Bella hace una mueca estremeciéndose infinitesimalmente en mi pecho. Le lanzo una mirada a mi padre, preparándome para reprenderle por incordiar a mi mujer, obligándola a retransmitir un acontecimiento que ella obviamente preferiría olvidar sólo por satisfacer su insaciable sed de conocimiento.
Pero él detecta la incomodidad de ella al instante, la impaciencia en sus ojos atenuándose enseguida con remordimiento, y yo siento una punzada de culpa por estar listo para hablar bruscamente a mi constantemente compasivo padre.
“Oh, lo siento mucho, Bella” se disculpa Carlisle, “Por supuesto, la sed debe ser muy molesta. Esta conversación puede esperar.”
La punzada de culpabilidad se multiplica por diez, cambiando su foco de atención de Carlisle a Bella. Francamente, no me había parado a pensar ni una sola vez en el implacable fuego que sin duda Bella estará sintiendo en su garganta. Mi egoísmo, según parece, no tiene límites.
Bella inclina la cabeza a un lado durante un segundo, como si no estuviera segura de a lo que se refería Carlisle. Entonces, traga saliva – y su mano vuela hacia su cuello, posándola sobre la esbelta columna mientras su expresión refleja la súbita conciencia del dolor en su garganta.
Bajando los brazos, sujeto su mano libre y tiro suavemente de ella. “Vamos de caza, Bella” No permitiré que sufra un segundo más; nos ocuparemos primero de sus necesidades, ahora y siempre.
Aunque parecía imposible, ella abre aún más los ojos color rubí y se queda con la boca abierta por la impresión. Sé lo que está pensando – por una vez – cuando descifro la alarma que rebosa en su mirada. Le animo con una sonrisa. “Es bastante fácil, cariño. Instintivo. No te preocupes, yo te enseñaré.” Ella permanece inmóvil, así que tuerzo la boca dibujando su sonrisa favorita, y enarco las cejas. “Tenía la impresión de que siempre quisiste verme cazar.” De hecho, desde aquel primer intercambio sin censuras en la cafetería del instituto, Bella me había rogado en varias ocasiones que le dejara verme cazar. No importaba cuántas veces le dijera yo que era demasiado peligroso, a ella se le ocurría una nueva idea: Alice o alguien de los demás podían protegerla – o mi favorita, y la más absurda, alguien podía grabarme en vídeo y para que ella lo viera después.
Ella suelta una risita, el sonido un destello agradable en el aire y sonando como música en mis oídos, y relaja su rígida postura. “Vamos?” le pregunto y extiendo mi mano para quitar la suya de su cuello con delicadeza. Pasando los dedos suavemente por la sedosa piel de su garganta, añado en un murmullo, “No quiero que sufras”
“Estoy bien” contesta – una respuesta habitual – y un nuevo brillo aparece en sus ojos. “Espera, primero”
“Si?” responde mi padre antes de que pueda hacerlo yo.
Bella levanta ligeramente la barbilla; sea lo que sea lo que está a punto de pedir, ha decidido que es lo que quiere – y lo quiere ahora. Me preparo mentalmente. Sólo puedo pensar en una cosa que ella puede desear más que la oportunidad de ir de caza conmigo.
“Quiero verla.” Su tono es solemne, decidido. “Renesmee.” Su pequeña mano se desliza fuera de la mía hasta su vientre plano, apretándola contra la seda azul. Mira hacia abajo y arruga la tela en su puño – después su mirada vuela hacia mí, mientras me mira por debajo de las pestañas.
Pero yo no estoy mirando a Bella; Carlisle me está hablando rápidamente en su cabeza, su mirada cautelosa. No podemos permitir que ella esté en la misma habitación que Renesmee – no hasta que estemos seguros de que no va a atacarla. Sé cuánto significaría para Bella – y para ti, Edward – pero ahora no es posible.
Cierro los párpados con lenta deliberación – un acuerdo mudo. Por supuesto que no voy a poner en peligro la vida de mi hija y sé que Bella pensará lo mismo una vez entienda el peligro.
“Qué?” demanda ella, pasando la mirada de Carlisle a mí y vuelta otra vez.
“Bella,” empiezo con suavidad, adoptando un tono tierno y sereno que ha obrado milagros en el pasado. “En realidad, no es buena idea” unas chispas prenden fuego a su mirada, y yo continúo, colocándole un mechón de pelo tras la oreja, “ella es mitad humana, mi amor. Su corazón late y por sus venas corre sangre. Hasta que tu sed esté bajo control con toda seguridad… no quieres ponerla en peligro, verdad?”
Ella frunce el ceño, las cejas ensombreciendo sus ojos color carmesí. “Dónde está?” inclinando la cabeza a un lado, escucha los sonidos que proceden del piso de abajo - y traga saliva con dificultad cuando los latidos del corazón de Jacob hacen que fluya el veneno en su boca. El pálido brillo de la aceptación consigue enfriar de alguna manera las llamas ansiosas en su mirada, y suspiro para mis adentros con alivio. Bella admite que tiene que ser paciente, aprender a controlarse, antes de estar preparada para ver a nuestra hija.
“Rosalie está con ella?” pregunta, despertando sin darse cuenta la aversión que persiste en mí hacia la rubia vampira.
“Sí” la monosilábica respuesta es escueta, lacónica. Bella frunce el ceño mientras escudriña mi expresión con curiosidad. Antes de que ella pueda hacer otra pregunta para ganar tiempo, tomo sus manos y tiro de ella con suavidad. Necesita ir de caza.
“Espera” protesta en voz alta y permanece en su sitio como si tuviera los pies pegados con cemento a la madera del suelo. “Qué ha pasado con Jacob? Y Charlie? Contadme todo lo que me he perdido. Cuánto tiempo he pasado…inconsciente?”
Esta vez, miro detenidamente a Carlisle, advirtiéndole con la mirada que permanezca en silencio. No podemos evitar para siempre que lo sepa, Edward, me envía en respuesta. De momento, bastará con una visión general, hasta que sientas que ella está preparada para oír toda la historia.
“Qué pasa?” susurra Bella, mirándonos a los dos con recelo.
Al instante, mi padre centra su atención en ella, sus labios curvados en un arco pequeño y reconfortante. “No pasa nada. Nada ha cambiado mucho, de hecho – has estado inconsciente sólo durante dos días.” Ella parpadea sorprendida. “Ha sido muy rápido, para cómo van estas cosas. Edward hizo un excelente trabajo. Bastante innovador – la inyección de veneno directa a tu corazón fue idea suya.” Carlisle me sonríe con orgullo. Sigues superándome en casi todos los sentidos, hijo. Difícilmente puede ser eso verdad – pero ahora no es el momento de contradecirle.
Después él suspira, volviendo al tema que estamos tratando. “Jacob sigue aquí y Charlie aún piensa que estás enferma. Ahora mismo, piensa que estás en Atlanta sometiéndote a unas pruebas en el CDC” pide disculpas con su expresión, “le dimos un número equivocado y está frustrado. Ha estado hablando con Esme.”
El pobre hombre está desesperado, se lamenta mi madre.
Esme siente una gran compasión por Charlie; el dolor por la pérdida de un hijo le hace sentir un nexo con el padre de Bella, más profundo que la unión forjada entre nuestras familias por nuestro matrimonio. Cada vez que él llama, ella quiere ofrecerle algún consuelo…pero lo único que disiparía sus temores es la verdad. Y eso es lo único que ella no puede darle.
“Debería llamarle…” empieza a sugerir Bella, y se calla, negando tristemente con la cabeza. Ella sabe tan bien como yo que Charlie debe permanecer ajeno a todo el mayor tiempo posible por su propia seguridad.
“Un momento” arruga ligeramente la frente “Jacob sigue aquí?”
Carlisle y yo nos miramos al mismo tiempo. Esto no es algo de lo que quiera hablar con Bella por el momento. De hecho, preferiría no hablar de ello nunca. Pero…
“Bella” contesto rápidamente, “hay mucho de lo que hablar pero debemos ocuparnos de ti en primer lugar” vuelvo a tirar de ella y siento una pequeña oleada triunfal cuando avanza tambaleante unos pasos. “Tienes que estar sufriendo…”
Los músculos de su esbelta garganta se mueven mientras ella traga con dificultad – sin embargo, sigue tan testaruda como siempre. “Pero, Jacob…”
“Tenemos todo el tiempo del mundo para las explicaciones, mi amor”
La obstinada línea de su boca se evapora en respuesta al discreto recordatorio, y asiente “De acuerdo”
“Esperad, esperad, esperad!”
Le lanzo una mirada irritada a Alice mientras ella atraviesa la habitación deslizándose, pero ella la ignora, señalándome con un dedo de apariencia engañosamente frágil y agitándolo como si yo fuera un niño desobediente. “Prometiste que yo estaría ahí la primera vez! Qué pasa si os encontráis con algo reflectante?”
“Alice” mi protesta queda ligeramente deslucida por mis dientes apretados.
“Sólo será un segundo!” sale disparada por la puerta y un fuerte suspiro se escapa de mi pecho.
Bella está completamente perdida, con la mirada fija en el lugar donde estaba Alice hace un momento, perpleja. “De qué habla?”
Para cuando la última palabra sale por su boca, Alice ha regresado, con el enorme espejo dorado de Rosalie. La imagen es vagamente cómica; el espejo le dobla en altura y es al menos cinco veces más ancho que ella. Lo sostiene por la parte inferior de manera que prácticamente flota hacia Bella y yo como si estuviera suspendido del techo por cables invisibles.
Jasper sigue de cerca a Alice, mientras su penetrante mirada permanece fija en Bella. Ella se pone tensa, sus manos se vuelven de piedra en las mías y vuelvo la mirada para observar cómo ella mira a Jasper con ojos muy abiertos. Caigo en la cuenta de lo que debe estar viendo – las cicatrices de guerra que adornan el cuello y la mandíbula de mi hermano son imposibles de ignorar para cualquier vampiro. Bella no las habría visto con claridad con sus ojos humanos.
La seda que cubre el contorno de su cuerpo se mueve mientras los músculos por debajo de ella se contraen instintivamente. Jasper lee su estado emocional por un breve momento y le sonríe irónicamente.
La cara de duendecillo de Alice aparece de repente a la izquierda del espejo. Parece no haber advertido el intercambio entre su marido y su hermana favorita. “Edward se metió conmigo por no ponerte delante de un espejo antes de la boda,” explica contenta “no pienso dejar que me riña otra vez.”
Enarco una ceja, poniéndolo en duda “Reñirte?”
Su cara desaparece tras el espejo, ajustando su posición para que Bella pueda verse entera en él “Puede que esté exagerando las cosas” comenta con tono ausente.
“Y puede que esto tenga que ver exclusivamente con tu propia gratificación de vouyer” replico, soltando la mano de Bella para cruzar los brazos. La mitad superior de la cabeza de mi hermana asoma por el marco dorado del espejo y me guiña un brillante ojo dorado.
Bella se da la vuelta lentamente, observándose en la superficie pulida. La máscara de porcelana vuelve a ocultar su expresión y sus ojos no permanecen en el mismo lugar el tiempo suficiente para que yo pueda deducir lo que ella piensa mientras examina su nuevo ser.
Mirando fijamente el reflejo de sus iris rojos que no parpadean, susurra débilmente, “Los ojos? Cuánto tiempo?”
Me deslizo a su lado, mirando su cara a través del espejo y murmuro en voz baja, serena, “Se apagarán en pocos meses. La sangre de los animales diluye el color más rápido que la humana. Primero se volverán ámbar, después dorados.”
La máscara comienza a agrietarse; abre mucho sus ojos color escarlata, llenos de incredulidad y miedo. “Meses?” chilla, arqueando mucho las cejas.
Está perdiendo el control, afirma Jasper en tono grave. Avanza hacia delante de una sola zancada. Alice y yo clavamos la mirada el uno en el otro; ella se sumerge en sus visiones, situándose en el futuro inmediato, mientras yo observo atentamente.
Pero no vemos nada – nada que indique cualquier agresión por parte de Bella.
Alice se encoge de hombros mentalmente y ambos regresamos al presente cuando Bella inhala una lenta y profunda bocanada de aire a través de la nariz, soltándola por la boca.
“No,” dice con serenidad “estoy bien”. Con la mirada fija en el espejo, sus ojos vuelan de él a nosotros tres en menos de un segundo “Es sólo…que hay mucho que asimilar.”
Esto no es…normal. Jasper frunce el ceño marcado de cicatrices mientras capta el tono de las emociones de Bella. Ha experimentado una explosión de ira; ahora está perfectamente calmada, en control. Ningún neófito debería poder dominar sus emociones así. Cómo diablos lo hace?
“No lo sé” digo, refiriéndome a sus desconcertados pensamientos.
Bella frunce el ceño, mirándome a través del espejo. “Qué pregunta me he perdido?”
Una amplia sonrisa ilumina mi expresión en el espejo. “Jasper se pregunta cómo lo haces” le digo.
“Hacer qué?”
“Controlar tus emociones, Bella” Jasper se inclina a un lado, su alta figura llenando el espejo a la derecha de Bella, frente a mí. Sin embargo, él no mira a su reflejo; mira hacia abajo, a su oscuro cabello, todavía monitorizando los sentimientos de ella con su insólito don.
“Nunca he visto a un neófito hacer eso, cortar de raíz una emoción de esa manera.” continúa “Estabas enfadada, pero cuando viste nuestra preocupación, lo dominaste, recuperando el control sobre ti misma. Yo estaba preparado para ayudar pero no ha hecho falta.”
Ella mira fijamente su perfil en el espejo con ansiedad. “Eso es malo?”
“No” Tan sólo no entiendo cómo es posible que haga eso. No es normal. Sus pensamientos son tan inseguros como su respuesta.
Extiendo la mano, acariciándole el brazo desde el hombro hasta la muñeca. “Es impresionante, Bella, pero no lo comprendemos. No sabemos cuánto más puede durar” El más leve estremecimiento agita la suave piel bajo la palma de mi mano, pero la adorable cara en el espejo no se altera.
Alice señala la imagen de Bella en el espejo con ligera impaciencia. “Pero qué te parece?” insiste.
“No estoy segura” Bella se encoge de hombros levemente, arrugando un poco la nariz. Se examina de nuevo – y se lleva una mano a la cara, tocándose la pálida mejilla y después su carnoso labio superior. Las llamas rojas de sus iris brillan con inquietud, como si estuviera viendo a una desconocida en el espejo.
A pesar de que no lo he intentado en muchos meses, no puedo resistir la tentación de intentarlo una vez más. La vana esperanza de que, quizá por ser una vampira, seré capaz de escuchar sus pensamientos, me motiva a concentrar mi don, presionando el espeso muro que encierra su misteriosa mente.
Sólo hay silencio. Como siempre.
Suspiro – un sonido débil y desesperado.
Bella se gira para mirarme, levantando una ceja. “Decepcionado?” pregunta con tono casual.
Un risa vibra en mi garganta, “Sí” admito avergonzado, sonriéndole.
La máscara de porcelana se hace añicos cuando la sorpresa y después el dolor inundan su cara en forma de corazón. Alice gruñe – un sonido profundo y gutural que no encaja en su pequeña y delicada figura – y me lanza insultos mentalmente; Jasper se tensa, inclinándose hacia delante, esperando que Bella salte.
No les presto atención a ninguno de los dos. Envolviendo fuertemente con mis brazos el helado cuerpo de Bella, la aprieto contra mi pecho, apartando su pelo a un lado mientras me inclino para besar su mejilla. “Esperaba poder oír tu mente, ahora que es más similar a la mía,” le explico en su suave murmullo, respirando su delicioso aroma mientras mi nariz acaricia su piel, “y aquí estoy, tan frustrado como siempre, preguntándome qué puede estar pasando dentro de tu cabeza.”
Ella se relaja al instante en mis brazos. “Oh, bien” dice con ligereza, mirándome de reojo. “Supongo que mi cerebro nunca va a funcionar correctamente. Al menos soy guapa.”
Gruño en su oreja; unos caprichosos mechones de su pelo me hacen cosquillas en la cara. “Bella, tú nunca has sido sólo guapa.”
Edward, por favor…se queja Jasper. Llévala a cazar. Estamos forzando demasiado la situación y me está poniendo nervioso. Tú tampoco eres de mucha ayuda, añade con irritación.
Apartándome de Bella y su embriagador aroma, dejo escapar un suspiro. “De acuerdo, de acuerdo” le digo entre dientes, cerrando los ojos brevemente. Sé exactamente lo que mi hermano siente emanando de mí. Siempre desearé a Bella – más que a la sangre o más que a cualquier otra cosa o persona en este mundo. No hemos estado juntos desde la isla y ahora que ella ya no está limitada por su mortalidad…corto de golpe esa línea de pensamiento. Jasper tiene razón. Hay que llevar a Bella de caza. Todo lo demás a su debido tiempo.
“Qué?” pregunta Bella, preguntándose con quién estoy hablando.
Mirándola arrepentido, le digo “Le estás poniendo a Jasper más nervioso cada segundo que pasa. Se relajará un poco cuando hayas cazado.”
Ella lanza una rápida mirada a Jasper, que continúa observándola con preocupación y después asiente hacia mí. “Muy bien, vamos de caza.” Bella separa mis brazos de su cintura y mantiene una de mis manos fuertemente apretada entre las suyas.
Una oleada de excitación inunda mi cerebro, provocando un hormigueo en mis terminaciones nerviosas. Hay tantas cosas que quiero compartir con mi Bella y, ahora que estamos en igualdad de condiciones, todas esas experiencias están al alcance de la mano.
Una cosa es segura, reflexiono, sumamente consciente de la pequeña y esbelta mano que sostengo y el deliciosamente seductor perfume de la piel de alabastro que ahora es igual a la mía.
Ésta va a ser una noche para recordar.

1 comentario:

  1. guau!!! esto es genial!! no sabia que existiese... me leí los 4 libros del tirón en cuanto supe de su existencia, y ahora, 2 dias despues de haber asistido al estreno de eclipse estaba dando vueltas por la red, viendo fotos de la peli para recordarla con todo detalle, y me encuentro esto, es genial!!! mil gracias!! creo que no voy a acostarme esta noche hasta que termine de leerlo por completo...(adicta a la lectura de esta autora, me leí por tercera vez eclipse hace un par de semanas, preparandome para el estreno, en tan solo un dia!!! desde por la mañana hasta bien entrada la noche!!) gracias de nuevo!!

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