jueves, 3 de diciembre de 2009

METAMORFOSIS. Capítulo 6: El Favor

Seguimos traduciendo la fantástica obra de LivesAmongTheStars, METAMORPHOSIS. Está a punto de terminarla, son 21 capítulos (el último dividido en dos partes por la extensión) y es un sentimiento agridulce por la pena de despedirse de una historia tan emocionante y bien escrita y al mismo tiempo la alegría de leer el final.
Sé que tardo en publicar los capítulos pero voy a traducir la historia entera, no os preocupéis. Es sólo que son largos (todos más de 20 páginas de word, éste en concreto 32), lleva tiempo y luego hay que repasar y repasar para dejarlo lo mejor que pueda.
Ah! Y le he transmitido al autor lo mucho que os está gustando (tengo la secreta convicción de que es S.M bajo pseudónimo ;). MUCHAS GRACIAS por estar ahí.


Capítulo 5

6. El favor

La realidad, por supuesto, no se deja ignorar por mucho tiempo.

El amanecer ha dado paso rápidamente a la mañana. El cielo está cubierto por una fina capa de nubes de un gris perlado que dejan pequeños huecos a través de los cuales, fugaces rayos de sol derraman una pálida luz sobre la tierra.

Reprimo un suspiro, sin querer interrumpir la música que estoy canturreando. Bella me ha pedido hace unos minutos que le cante su nana – “Para no romper la tradición. Aunque ya no necesite dormir.” – y no puedo negarle nada que me pida, así que lo hago.

Sin embargo, ella está haciendo muy difícil que me concentre, incluso con una melodía que está grabada permanentemente en mi cerebro, moviendo suavemente los dedos por mis brazos, mientras yo la abrazo estrechamente, mis labios rozándole el oído.

El final de la nana se desvanece entre el sonido de los pájaros procedente del bosque y me detengo un segundo – aferrándome a este momento perfecto, el paraíso, tanto tiempo como me es posible – antes de susurrar apenas, “Renesme…”

Bella suspira profundamente. Sus dedos se detienen sobre mi piel y ella se queda inmóvil en mis brazos un instante después. Estiro el cuello y trato de leer la expresión de su rostro pero todo lo que puedo ver desde este ángulo es el marco de oscuras pestañas alrededor de sus ojos, que tiene muy abiertos por la ansiedad.

Le beso brevemente en la mejilla; ella no se mueve. “No pasa nada, amor,” le tranquilizo diciéndole en voz baja al oído, “vístete y estaremos de vuelta en la casa en dos segundos.”

Ella se pone en pie de un salto, el sedoso cabello oscuro cayendo como una cortina sobre su espalda desnuda y yo lucho contra el súbito impulso de rodear su cuerpo con mis brazos para evitar que pueda salir de la habitación.

Egoísta, me repito a mí mismo con una determinación que en realidad no siento. Ella es lo primero.

Bella gira la cabeza y me mira fijamente. Los músculos en la boca de mi estómago se contraen en respuesta al evidente deseo en sus ojos color rubí y entonces, se vuelve para mirar hacia el oeste, donde nos espera nuestra hija.

Repite esta acción media docena de veces, su cara volviéndose borrosa por la velocidad del movimiento. Y no puedo evitar sonreír; tiene un aspecto tan cómico en su indecisión, como un dibujo animado, pero no me río. Por un lado, Bella siente un intenso rechazo hacia ser la fuente de diversión de cualquiera – incluido yo, aunque le he dicho que hay diferencia entre reírse con alguien y reírse de él – y, por otro, mentiría si pretendiera no compartir su conflicto interior.

“Es una cuestión de equilibrio, mi amor.” le recuerdo. La cabeza de Bella se detiene a mitad de movimiento y su mirada vuela hacia la mía. Ahora que he conseguido captar su atención, continúo, “Se te da tan bien todo esto, que no tardarás mucho en ponerlo todo en perspectiva.”

Recorre mi cuerpo con la mirada, enviando un cosquilleo de calor a mis terminaciones nerviosas y después vuelve a mi rostro, con un brillo esperanzado en sus iris escarlata. “Y tenemos toda la noche, verdad?” pregunta impaciente, con una pequeña sonrisa dibujándose en sus labios carnosos.

Con una gran sonrisa, le contesto en un tono de voz despreocupado y alegre que apenas reconozco como el mío, “Crees que podría soportar dejar que te vistieras si no fuera así?”

Bella asiente para sí misma y se da la vuelta, corriendo hacia las dos puertas de madera ornamentada que conducen al vestidor – el patio de recreo personal de Alice. Las abre de golpe y se lanza al interior…y escucho cómo coge aire sorprendida. Me pongo en pie de un salto y salgo tras ella, llegando a su lado justo a tiempo para ver la expresión horrorizada de su rostro mientras contempla a su alrededor las interminables hileras de las que cuelgan fundas blancas de ropa.

“Cuáles son las mías?” sisea irritada.

Mantengo una fachada serena mientras en mi interior hago esfuerzos por contener una carcajada. La reacción de Bella es casi exactamente como la había imaginado. Intenté advertirle a mi hermana en numerosas ocasiones pero Alice no quiso saber nada, “Ella es mi mejor amiga, Edward, y mi hermana. También puede acostumbrarse a cómo funcionan las cosas por aquí.

No importa que la primera vez que Alice decidió ayudar con la ropa de Bella ella amenazara con no volver a casa si el diablillo de pelo oscuro la convertía en Barbie Conejillo de Indias.

Mantengo la cara levemente girada hacia otro lado por si la sombra de una sonrisa consigue atravesar mi máscara y camino lentamente hacia la entrada del vestidor. “Hasta donde yo sé, todo excepto este perchero de aquí –“ apoyo la mano en el colgador más cercano, en el que hay una selección de prendas para mí escogidas por Alice durante su expedición de compras. “Para que no te sientas excluido.” Sacudo la cabeza un poco ante el absurdo razonamiento de mi hermana y concluyo, “es tuyo.”

“Todo?” pregunta con incredulidad, los ojos muy abiertos mientras me mira primero a mí y luego a los colgadores, cuyo contenido podría abastecer la boutique de un diseñador.

Me encojo de hombros y juntos pronunciamos el nombre de la única responsable de toda esta extravagancia. “Alice.” Yo lo digo como una explicación, con una especie de cansada aquiescencia; Bella lo dice en un gruñido, como si cada sílaba le dejara mal sabor de boca.

“Bien,” dice en un siseo apenas audible y arranca del colgador la bolsa que tiene más cerca, tirando de la cremallera. En su interior, hay un vestido de seda rosa – inapropiado para cualquier circunstancia. Bella gruñe en voz muy baja, frunciendo los labios mientras deja caer al suelo la funda con el vestido, llena de frustración mal disimulada. Contrae los dedos como si fuesen garras y, por el brillo calculador en sus ojos fieros, debe estar planeando abrir todas y cada una de las fundas hasta que encuentre algo que ponerse.

Le toco el hombro – fugazmente, para no fomentar el hambre que siento renacer abrasando mis venas – y le ofrezco con calma. “Déjame ayudar.” Levanto la barbilla y olfateo el aire estancado, saboreando los aromas que se arremolinan entre las microscópicas motas de polvo. Al principio, resulta un poco difícil concentrarse, con la seductora fragancia de Bella saturando la habitación, pero consigo aislar el aroma que estoy buscando al tomar aire lentamente una vez más. Es relativamente sencillo: débil, selvático, con un toque floral ya diluido.

Sigo su rastro hasta el extremo más alejado del vestidor, donde un armario empotrado ocupa toda la pared. Olfateo otra vez y escojo un cajón en la parte de abajo, lo abro…y he encontrado mi presa. Con una sonrisa triunfal, sostengo un par de vaqueros desteñidos.

Bella vuela a mi lado en menos de un segundo, con una expresión maravillada en su rostro. Intento evitar que mi sonrisa se vuelva petulante; me gusta poder seguir sorprendiendo a mi mujer con una hazaña tan simple como oler el rastro de una prenda de ropa. “Cómo lo has hecho?” pregunta, entre la exigencia y la impresión.

Le doy los pantalones y explico, “La tela vaquera tiene su propio olor como todo lo demás.” Supongo que necesitará también una camiseta cómoda, aunque parece un crimen cubrir una belleza tan exquisita – pero ahora mismo es inevitable. “Ahora…” levanto una ceja sonriendo, “algodón elástico?”

Sin esperar una respuesta, ya que era estrictamente una pregunta retórica, inhalo profundamente para localizar el aroma y me dirijo hacia otro perchero próximo al armario empotrado. Un momento después, encuentro una camiseta blanca, ligera y de manga larga y se la lanzo a Bella.

Ella me sonríe con ferviente gratitud. “Gracias.” Después, hunde la nariz en ambas prendas y toma aire, memorizando el olor de cada una de ellas. Un minuto después, se pone a prueba a sí misma – olfateando con atención mientras abre un pequeño cajón en el extremo izquierdo del armario y busca entre su contenido hasta que descubre un sencillo conjunto de lencería.

Obligándome a mirar hacia otro lado mientras ella se viste, voy hacia mi parte del vestidor, considerablemente menor, y cojo unos pantalones caqui y un jersey beige, vistiéndome rápidamente. Mi mirada se va hacia un lado mientras me paso la mano por el pelo revuelto. La sonrisa de Bella crece cuando nuestras miradas se encuentran – el blanco de la camiseta hace que su piel de alabastro se vea luminosa y contrasta con sus cabellos castaños – y reclamo su mano una vez más.

Moviéndonos a la vez, salimos corriendo del vestidor cogidos de la mano, cruzamos la habitación y atravesamos las puertas de cristal que conducen al jardín. Saltamos con destreza el pequeño muro de piedra y cruzamos a toda velocidad el bosque, que comienza a despertar. Bella me lanza una sonrisa traviesa, sus ojos escarlata iluminados por el brillo del desafío y retira su mano justo antes de alargar las zancadas y salir disparada como una flecha.

No le voy a dejar ganar por segunda vez – no después de ser acusado de dejarme ganar. Si quiere una carrera, le daré una carrera.

Inclinándome hacia el suelo, impulso las piernas a un ritmo más rápido, agotando la corta distancia que nos separa en menos de dos segundos. Una vez que la he alcanzado, levanto la mano y la agito un poco, en señal de despedida y después continuo ganando terreno, sonriéndole al viento cuando oigo el gemido consternado de Bella.

No hace falta decir que cruzo el río antes de que ella haya salido de entre los árboles. Me apoyo contra la áspera corteza de un abeto y me cruzo de brazos, esperando con una sonrisa torcida mientras Bella aterriza en la otra orilla sin hacer ruido.

Ella pone los ojos en blanco cuando me pasa con aire ofendido y juraría que murmura irritada, “Creído.”

Conteniendo la risa, le paso un brazo por la cintura y la traigo hacia mí, mientras caminamos más despacio hacia la casa. Afortunadamente, no trata de rechazarme – pero lleva a cavo su propia clase de venganza cuando acerca la cara a mi cuello, rozando con los labios la piel hasta la mandíbula y se detiene justo detrás de mi oreja, exhalando ligeramente sobre la sensible piel. Se me acelera la respiración absurdamente, como si necesitara hacerlo, y estoy a punto de derribarla sobre la hierba crecida del claro y continuar donde lo dejamos esta mañana en la cabaña.

Ella se aleja un instante después, con una leve sonrisa de superioridad que me irrita casi tanto como me atrae.

Un rugido grave se escapa por mis labios. Cojo a Bella por los hombros y le doy la vuelta, llevándola contra el tronco de un anciano árbol en el margen del claro. Su expresión se ilumina con sorpresa y una especie de alegría salvaje, sin que la sonrisa abandone su rostro.

Me inclino sobre ella hasta que su rostro en forma de corazón es lo único que veo y le pregunto con un débil rugido, “Por qué me haces esto?”

Abre mucho los ojos, llenos de inocencia infantil, “A qué te refieres?”

Mi pecho vibra con otro rugido que acentúa mis palabras mientras la acuso, “Sabes exactamente a qué me refiero. Por qué hemos dejado si quiera la cabaña si vas a estar minado mi entereza a cada momento?”

Ella apoya la cabeza contra el árbol y esa irritante sonrisa se inclina a un lado, “Te la debía,” afirma con satisfacción.

“Por ganar una carrera?” exclamo, incrédulo.

“No. Pero es parte de ello,” Bella cambia un poco de postura; automáticamente, le agarro los hombros con más fuerza, sujetándola firmemente hasta que termine su explicación.

Ella estudia mi expresión un momento, una pequeña arruga aparece entre sus cejas y se muerde el labio. “Sólo quería ver si funciona,” dice dócilmente. “Ya que no soy un irritable oso pardo, - como has dicho antes, - quería ver si podía alterar tu concentración tanto como tú afectas a la mía.”

Siento el fuerte deseo de poner los ojos en blanco de pura frustración, pero lo reprimo – apenas. “Ya sabes la respuesta a eso, Bella.” murmuro severamente, mirándola con desaprobación.

“Pero todo es distinto ahora!” Parece decidida a defender sus acciones. “Yo soy distinta! Quería ver si funcionaba,” dice otra vez, en voz un poco más alta de lo normal debido a la tensión. “Perdona por haberte molestado – de verdad que no es la reacción que estaba buscando, pero estabas tan increíble cuando corríamos y – no he pensado lo que hacía, supongo –“

Se está yendo por las ramas, lo que tiene tendencia a hacer cuando está nerviosa. Nuevamente, he conseguido estropear espectacularmente un momento maravilloso con Bella por mi voluble temperamento.

En realidad, no estoy frustrado por su invitación sin palabras, sino por el hecho de que no puedo hacer absolutamente nada al respecto en este momento. Nuestra familia nos espera dentro y Renesmee está despierta, sus pensamientos alborotados con la impaciencia no disimulada por su madre. Tentándome, no importa lo inocente que pretendiera ser, Bella ha conseguido despertar mis deseos más ávido y egoístas. Deseos que me urgen en este mismo instante a coger en brazos a mi mujer y llevármela a toda prisa a algún rincón escondido del planeta donde nadie nos encuentre hasta que nosotros queramos ser encontrados.

Irracional, lo sé. Pero dije adiós a los pensamientos racionales en el instante en que Bella Swan entró en aquella clase de biología hace tres años.

Levanto una mano de su hombro para posar dos dedos sobre sus labios, deteniéndola a mitad de frase. Tiene el rostro inundado de arrepentimiento y yo sacudo la cabeza, despreciándome a mí mismo, y susurro, “Debería tener un mejor control de mí mismo a estas alturas.” Bella parpadea confundida y siento cómo se derrite mi expresión severa, transformándose en una pequeña sonrisa arrepentida, “No estoy enfadado contigo, mi amor – más bien al contrario. Lo que me molesta es que lo que quiero no coincide con lo que debo hacer.” Se me escapa una risa mientras comento, “Suelo tener ese problema cuando las circunstancias te incluyen a ti.” Mis dedos empiezan a trazar la forma de sus labios carnosos y mi otra mano deja su hombro para enmarcar suavemente su mejilla. “Y deberías saber…que siempre me afectarás profundamente. Aunque puede que otras cosas hayan cambiado, eso nunca lo hará.” Ella suspira apenas perceptiblemente cuando mis labios acarician los suyos mientras susurro, “Puede que no seas un oso irritable pero, definitivamente, eres la criatura más peligrosa que he conocido.”

Nuestros cuerpos se funden en un beso lento y ardiente. No pasa mucho tiempo hasta que las brasas echan chispas como hojarasca prendida y envían las llamas por todo mi cuerpo, y por la forma en que Bella se aprieta contra mí, ella debe sentirlo también.

El árbol gime en protesta mientras se esfuerza por mantenerse en pie bajo la presión causada por nuestro abrazo pero, simplemente, me da igual. Mi única realidad es Bella: la fragancia de su piel, el sabor de su aliento, el tacto de sus caricias…

Entonces, oigo mi nombre, no como si alguien me estuviera llamando, sino más bien dentro de un comentario en la conversación que están teniendo en la casa.

“Pensé que habías dicho que Edward y Bella estarían de vuelta por la mañana,” comenta Jasper en voz baja.

“Sí.”

“Y bien? Dónde están?” Emmett está casi tan impaciente como Renesmee.

Alice apenas consigue esconder la sonrisa. “Están un poco…distraídos. Dadles dos minutos.”

Profundamente reacio, me obligo a interrumpir el beso. Bella tiene la respiración agitada, las manos enredadas en mi pelo y yo las quito lentamente de ahí, mientras le explico, “Todos nos están esperando dentro.”

Ella se hunde un poco y pone una distancia segura, aunque mínima, entre nosotros, dando un paso hacia la derecha y se alisa el pelo con las manos. “Vale.” Esta vez, ella me coge de la mano y juntos recorremos la distancia hasta la puerta principal.

Renesmee está sentada en el suelo de madera con un montón de cubiertos de plata retorcidos frente a ella. Rosalie y Emmett están uno a cada lado de ella; Emmett le tiende una cuchara sopera que ella rápidamente le quita de las manos y dobla en una serie de giros con sus pequeños deditos.

Mientras Bella y yo cruzamos el espacio abierto del claro, una ligera brisa nos revuelve la ropa y el pelo. Siempre perceptiva, Renesmee dvierte el movimiento y levanta su cabeza llena de rizos. Con los ojos color chocolate clavados en Bella, tira la cuchara a un lado – levantando un pequeño trozo del suelo en el proceso – y señala a su madre a través del cristal en una orden sin palabras. Carlisle, Esme y los demás rompen en carcajadas ante las tonterías de la pequeña, sus ojos dorados absorbiendo el más mínimo detalle de la Cullen más reciente.

Con una sonrisa encantada, Bella sale volando de mi lado y atraviesa la puerta, cruzando la habitación en menos de un segundo. Renesme extiende sus diminutos brazos al mismo tiempo que su madre la abraza y la levanta del suelo. Se dedican una sonrisa resplandeciente la una a la otra en un saludo silencioso.

Recorro rápidamente con la mirada el cuerpo de nuestra hija, evaluando los cambios que se han producido durante la noche. Continúa creciendo a un ritmo anormal pero parece que el proceso sigue enlenteciéndose, lo cual es un inmenso alivio.

Renesmee da unas palmaditas en la mejilla de Bella con sus dedos llenos de hoyuelos, proyectando un recuerdo de su cena cargado de una intensa sensación de hambre y Bella se estremece en respuesta. Inmediatamente me dirijo a la cocina para preparar el desayuno de Renesmee, mientras Bella pregunta a la sala en general, “Cuánto tiempo lleva despierta?”

“Sólo unos minutos.” le responde Rose. Cojo una bolsa de sangre de la nevera y vierto su contenido en una taza de plástico mientras ella sigue, “Os hubiéramos llamado enseguida. Ha estado preguntando por ti – exigiendo sería una descripción mejor. Esme ha sacrificado su segundo mejor servicio de plata para mantener al monstruo entretenido.” Hay un profundo afecto en la voz de Rosalie mientras habla de Renesmee, y entonces cambia a otro de humor apenas contenido, “No queríamos, eh…molestaros.”

Emmett se ríe escandalosamente en su cabeza y la agitación de sus hombros provoca ligeras vibraciones que se transmiten por la madera del suelo. Coloco la taza en el microondas, ajusto el tiempo y pongo los ojos en blanco mientras el aroma de la sangre calentándose llena la cocina. Rosalie se está esforzando por no unirse a las risas de su marido y el resto de la familia está manteniendo sus pensamientos al mínimo cumplidamente., así que los silencio fácilmente.

La dulce voz de Bella flota sobre el sonido del microondas mientras le susurra a Renesmee. “Tendremos tu habitación preparada enseguida. Te gustará la cabaña. Es mágica.” Una súbita corriente de euforia inunda mi mente ante su sencilla descripción de nuestro hogar y me encuentro sonriendo como un tonto cuando el temporizador llega a final, con un único y agudo bip. Saco la taza caliente escuchando atentamente cada sonido de la habitación, y entonces Bella dice, “Gracias, Esme. Muchísimas gracias.” Las palabras arden con ferviente gratitud y mi sonrisa ridículamente grande crece aún más, los dientes brillando en el reflejo de la puerta del microondas. “Es absolutamente perfecta.”

Capto un destello de la alegría en la mente de Esme, justo antes de que la ahoguen la hilaridad en la de mi hermano y sus risitas en voz alta. “Así que sigue en pie? Yo que pensaba que a estas alturas la habríais reducido a escombros vosotros dos,” se ríe Emmett sin que apenas se le entienda, incluso en una habitación llena de vampiros. Estoy decepcionado, chaval, añade sólo para mí. Tantas décadas esperando, y ni siquiera rompes otro cabecero? Por suerte para él, sus pensamientos se bloquean por un estallido de risas. Me obligo a aflojar la tensión sobre la cuchara con la que remuevo la sangre cada vez más espesa y hago una mueca al ver que mis dedos han dejado huellas en el metal, deformando el cubierto.

Y entonces, como Emmett tiende a hacer, se niega a dejar correr el tema. “Qué habéis estado haciendo esta noche?” pregunta, elevando la voz como si no pudiera oírle ya perfectamente. “Debatiendo sobre la deuda nacional?” cacarea entre las carcajadas. Tal vez le lance al río, después de todo…

Bella ignora deliberadamente sus comentarios cargados de doble sentidos, aunque sé que esfuerza por mantener la compostura mientras se pregunta en voz alta, “Dónde están los lobos hoy?”

“Jacob se ha ido esta mañana bastante temprano,“ contesta Rosalie. Tenía prisa, también – y estaba irritado por algo. Como siempre. “Seth le siguió.”

Cojo la copa para Renesmee del mostrador y la llevo a la sala, mirando hacia Rosalie mientras pregunto, “Por qué estaba tan molesto? Los ojos escarlata de Bella me siguen en mi avance, reflejando la curiosidad que siente, y contiene el aliento antes de que me acerque lo suficiente como para tentarla con el olor de la sangre humana.

Renesmee extiende las manos hacia la copa, impaciente, mientras Bella se la pasa a Rosalie y mi hermana acomoda a la pequeña en sus brazos, mientras ella empieza a engullir su desayuno.

Rosalie me sostiene la mirada y alza la barbilla con desdén. “Ni lo sé ni me importa,” resopla. La miro irritado, levantando una ceja, y ella se explica mejor. “Estaba observando a Nessi mientras dormía, con la boca abierta como el imbécil que es, y entonces se puso en pie de un salto sin nada que lo provocara – que yo advirtiera, en cualquier caso – y salió hecho una furia.” Extiende una mano para examinar sus uñas brillantes, quejándose, “Me alegré de deshacerme de él. Cuanto más tiempo pasa aquí, menos probable es que consigamos quitar algún día el olor.” Frunce los labios en una mueca de desprecio y arruga la nariz con asco. No soy la única que lo piensa, afirma convencida para sus adentros. No te necesito a ti para saberlo, Edward.

“Rose,” le regaña Esme desde su asiento en el sofá.

Rosalie se pasa la cortina de cabello rubio claro a un lado y se encoge de hombros. “Supongo que da igual. No nos quedaremos mucho más tiempo.”

Emmett se ha recuperado de su diversión a expensas de Bella y de mí y mete baza, “Sigo diciendo que deberíamos ir derechos a New Hampshire y prepararlo todo.” Es evidente que él y Rosalie han estado hablando de los planes de futuro de nuestra familia en algún momento durante la noche. “Bella ya está matriculada en Dartmouth,” hace un gesto hacia ella con su enorme mano para enfatizar sus palabras, y comenta, “no parece que vaya a costarle mucho tiempo poder ir a clase.” Su cara se ilumina con una sonrisa burlona, los ojos brillantes con un placer travieso mientras levanta la cabeza para mirarla desde su posición en el suelo. “Estoy seguro de que serás un hacha en clase…parece que no hay nada que te interese hacer por las noches aparte de estudiar.”

Rosalie se ríe, escondiendo la cabeza en un intento inútil de ocultar su sonrisa. Bella aprieta los dientes de forma audible y su rostro en forma de corazón adopta una expresión de profunda concentración, con la esperanza de contener otro estallido de ira, diría yo.

Aunque yo también he tenido más que de sobra con las insinuaciones de Emmett sobre mi relación física con mi mujer, otra parte de mi cerebro se está preguntando por qué se ha ido Jacob. No ha dejado a Renesmee fuera de su vista desde que la imprimación tuviera lugar – salvo cuando aceptó ir a hablar con Sam - así que tengo curiosidad por saber qué le ha hecho salir tan precipitadamente esta mañana.

Espera…Rose y Em estaba hablando de mudarnos a la costa Este. Por supuesto que Jacob no querría que nos fuéramos, porque eso supondría su separación de Renesmee. Pero qué relación tiene su repentina ausencia con la conversación de mis hermanos? Qué estoy pasando por alto?

El propio Jacob disipa mis dudas cuando sus atronadores y electrizados pensamientos estallan en mi cerebro.

Durante una fracción de segundo, no existe otra cosa en mi interior que la más pura ira. Ni siquiera puedo formar un pensamiento coherente mientras el feroz impulso de arrancarle al perro las extremidades una a una, hace que mis dedos se muevan nerviosamente por la anticipación. Mis labios se retiran, mostrando los dientes y un rugido animal resuena en la habitación, sobresaltando a todo el mundo.

Mientras el violento sonido reverbera aún en las paredes, Alice se pone de pie repentinamente, con los ojos muy abiertos y alarmados. “Qué va a hacer?” aulla, “Qué va a hacer ese perro que ha borrado mi agenda entera para todo el día? No puedo ver nada!” Su mirada vuela hacia Bella, y su mirada de color topacio se enturbia por la tensión. “No! Mírate!” gime Alice, su atención saltando de un tema a otro de forma impredecible. “Necesitas que te enseñe a usar tu vestidor!”

Jacob se está acercando a la casa – lo sé por las imágenes que estoy recibiendo de su mente. Cierro los puños para evitar que mis dedos ansiosos se cierren en torno a su garganta evitando que el oxígeno llegue a sus pulmones. Tiene alguna idea de lo que esto le va a hacer a mi Bella? Le importa, si quiera? He tolerado bastante de él desde aquel momento en que nos interrumpió en el baile pero esto…esto es imperdonable.

“Ha hablado con Charlie” apenas reconozco las palabras que salen por mi boca, distorsionadas en un rugido feroz. Siento la mirada de Bella en mi cara y, de repente, a través de la sed de sangre, aparece una punzada de angustia, afilada como una cuchilla. Mi Bella…mi Bella va a sufrir por culpa de ese chucho. Debí echarle de la ciudad como a un perro callejero cuando tuve la oportunidad. “Cree que Charlie viene tras él,” en vez de amortiguar la rabia, mi angustia por Bella alimenta la ira abrasadora como gasolina vertida en una hoguera. La parte más oscura de mi naturaleza empieza a visualizar cómo llevaré a cabo la muerte del perro. Solamente infectarle con veneno sería demasiado rápido – puedo ser bastante creativo cuando hace falta…aprieto los puños con fuerza, clavándome las uñas en las palmas de las manos, y termino de pronunciar mi aviso, “que viene aquí. Hoy.”

Alice suelta una maldición, que si me encontrara en un estado mental más racional, habría hecho que la reprendiera por utilizar ese lenguaje delante de mi hija. Convertida en una imagen borrosa, atraviesa la habitación y sale por la puerta trasera, sus pensamientos tan rápidos y virulentos como una corriente embravecida.

Un jadeo aterrorizado se escapa de los labios de Bella, haciendo que la angustia se retuerza como un cuchillo clavado en mi silencioso pecho. “Se lo ha dicho a Charlie?” pregunta con voz ronca. Tiene los ojos escarlata tan abiertos que ocupan toda su cara, ahora más blanca que la tiza. “Pero, no lo entiende? Cómo ha podido hacer eso? No!”

En este momento, ella está casi gritando y por encima de todo, deseo ir hacia ella y ofrecerle algún tipo de consuelo…pero aún no confío en mí lo suficiente como para moverme de mi sitio sin actuar precipitadamente. Jacob está a menos de cuarenta y cinco metros de la puerta principal y todavía no he decidido si dejarle vivir o no.

Hablando a través de los dientes apretados, le informo, “Jacob viene de camino.”

En el momento justo, el perro abre de golpe la puerta y se lanza dentro de la casa, sacudiendo su pelo empapado como el animal que es, mientras se felicita mentalmente por conseguir con éxito acabar con la vida del hombre al que Bella le debe la suya. Con una sonrisa alegre, saluda desde la entrada, “Hey, chicos.”

Silencio.

El monstruo que hay dentro de mi cabeza ruge y tira de las cadenas de auto-control que he forjado a lo largo de los años, tiñendo mi visión periférica con una neblina rojiza. Apenas me doy cuenta cuando Leah y Seth entran sigilosamente en la habitación, uno a cada lado de Jacob, sus ojos volando sobre los rostros congelados. Las manos de Leah enseguida empiezan a agitarse en respuesta a la atmósfera tensa. Seth me observa con una mezcla de desconcierto y cautela, formulando algún tipo de pregunta en su mente…pero no puedo concentrarme lo suficiente como para ofrecerle una respuesta.

Debe estar viendo algo – la sombra del depredador en mi mirada cargada de odio, tal vez – porque sus enormes manos empiezan a estremecerse, uniéndose a los temblores cada vez más pronunciados de las de su hermana.

“Rose,” dice Bella lacónicamente, extendiendo los brazos sin apartar la mirada de Jacob. Rosalie obedece enseguida, sus pensamientos inusualmente reservados y le pasa una Renesmee de ojos muy abiertos a su madre. Bella abraza con fuerza a la pequeña, apretando el diminuto cuerpo contra su pecho y los dedos de su mano izquierda agarran la tela de la camisa de Renesmee.

Jacob, tonto ignorante, parece totalmente ajeno a la hostilidad que emanan prácticamente todos los vampiros presentes. Aún sonriente, camina tranquilamente hacia el centro de la sala y le comenta a Bella, “Atención, Charlie estará aquí pronto.” Su mirada revolotea fugazmente por los demás, advirtiendo que falta alguien, “Doy por hecho que Alice ha ido a por unas gafas de sol o algo así?” pregunta, aunque es más una afirmación que una pregunta en realidad.

La fiera mirada de Bella parece arder en llamas, sus iris color rubí al rojo vivo con el calor de su cólera. “Das por hecho demasiadas cosas,” le escupe a través de los dientes apretados, cada sílaba sonando mordaz y escalofriante como las brasas que crepitan en el fuego. “Qué. Has. Hecho?”

Huh? Las oscuras líneas de las cejas de Jacob descienden ligeramente por la confusión y su amplia sonrisa flaquea pero no desaparece. “La rubia y Emmett me han despertado esta mañana venga a hablar y a hablar de que os ibais a mudar a la otra punta del país,” explica despreocupadamente, cruzándose de brazos y su sonrisa se vuelve condescendiente. “Como si pudiera dejar que os fuerais. Charlie era la clave en todo esto, no? Bueno,” se encoge de hombros, “problema resuelto.” Está tan satisfecho de sí mismo – como el perro que ha conseguido desenterrar un hueso y se lo lleva a su amo para que lo felicite – que tengo que ahogar otro gruñido.

“No te das cuenta de lo que has hecho?” sisea Bella, apretando los dedos en torno a la ropa de nuestra hija. Renesmee se acurruca en el hombro de Bella, con cuidado de no tocar la fría piel de su madre y una expresión sombría en sus ojos marrones. Bella avanza una fracción de milímetro hacia Jacob y después se queda inmóvil, con los músculos contraídos, y le acusa, “El peligro en el que le has puesto?”

Él resopla, dedicándole una expresión llena de dudas. “No le he puesto en ningún peligro. Salvo de ti.” La sonrisa alegre reaparece y él hace un gesto con la mano hacia ella, comentando con ligereza, “Pero tú tienes una especie de auto control sobrenatural, no?” Eso es lo que Edward y Carlisle dijeron ayer, aunque me parece un poco birria a cambio de todo lo demás de ser un vampiro. “No tan bueno como leer la mente, en mi opinión,” añade, con una sonrisita. “Mucho menos emocionante.”

Mi cuerpo actúa por propia iniciativa: de repente, estoy frente a Jacob, cara a cara, el olor repugnante de su sangre bloqueando cualquier otro aroma, y aprieto aún más fuerte las manos para combatir el deseo de arrancarle la cabeza. Dejo caer la máscara de mi rostro, permitiéndole ver lo que hierve bajo la superficie de mi fría cubierta de granito – y, aunque su presencia física es mayor, él se parta de mí, perplejo.

Reprimiendo una explosión primitiva, recupero el suficiente sentido común como para elaborar una recriminación lúcida, aunque mi voz suena amenazante y está ensombrecida por un rugido violento e ininterrumpido. “Es sólo una teoría, chucho. Crees que vamos a ponerla a prueba con Charlie? Has pensado en el dolor físico que le vas a hacer pasar a Bella, aunque pueda resistirse? O el dolor emocional si no lo consigue?” La pequeña parte de mi ser que no está ardiendo de furia se encoge ante la sola idea de presenciar la agonía de Bella, porque resultará tan doloroso como si fuera la mía propia – más incluso, porque no hay nada tan espantoso como verla sufrir y no ser capaz de protegerla.

Y este perro, que una vez afirmó amar a mi Bella, ha traído a nuestra puerta este dolor insoportable.

Por un instante, ansío su muerte tan desesperadamente que ese deseo se convierte en un ente vivo, cerniéndose sobre mí como un espectro y conjurando violentas imágenes con las que se deleita la bestia encerrada en mi cabeza y que rehúye horrorizada mi parte humana.

El sentimiento de horror – sabiendo que si le destruyo, quedará grabado en la memoria de mi hija y heriré a la razón de mi existencia – es lo bastante fuerte para anular el impulso asesino…pero por muy poco. De momento, me decido a castigarle con mis palabras.

“Supongo que lo que le suceda a Bella ya no es cosa tuya!” grito la última palabra, arrojándola como una lanza para atravesar su corazón palpitante.

Renesmee retransmite una repetición de mi diatriba, supongo que a su madre, y el recuerdo está cargado de extrema ansiedad. Apenas reconozco a la criatura de pelo color bronce que está gritando a Jacob en su memoria.

Jacob frunce el ceño, confundido. Leah tiembla de pies a cabeza mientras reprime el impulso de entrar en fase y Seth continua estudiando mi expresión, con una miríada de sentimientos encontrados en sus ojos.

“Bella va a sufrir?” Jacob pregunta vacilante, como si no tuviera ni idea de las consecuencias que acarreará su imbecilidad.

Rugiendo, le grito en su cara desconcertada, “Como si le metieras un hierro al rojo vivo por la garganta!”

Cálmate, Edward, me reprende mi padre en mi mente. A través de sus ojos, veo a Bella estremecerse ante mi descripción de lo que el olor de la sangre humana provoca en nosotros, independientemente de nuestro estilo de vida, y Renesmee esconde su diminuto y exquisito rostro en el cabello de Bella.

Es por ellas y sólo por ellas que tomo aire lenta y profundamente, en un esfuerzo por ahogar la enloquecida rabia.

Los ojos oscuros de Jacob brillan bajo la sombra de su ceño fruncido y susurra avergonzado, “No lo sabía.” Te lo juro, ruega mentalmente, no lo sabía. Tienes que creerme! Sé que ella echa de menos a Charlie – él también a ella. Intentaba ayudar! Y sí…no quiero que Nessie se vaya, lo admito. Lo que Carlisle dijo sobre el don de Bella…pensé que era seguro. No sabía que ver a Charlie le haría daño

“Entonces, quizá debiste preguntar antes” le respondo duramente, contestando al mismo tiempo la afirmación que ha formulado y el torrente de pensamientos que procede de su mente.

Él parpadea, ofendido por mi postura intransigente y se yergue, cuadrándose de hombros. “Me podrías haber detenido.” replica bruscamente.

Deberías haber sido detenido -”

Bella me interrumpe, su voz musical teñida por la desesperación, la ira y la pena. “No se trata de mí. Se trata de Charlie, Jacob. Cómo puedes ponerle en peligro de esta manera? Te das cuenta de que ahora sólo le queda la muerte o convertirse en un vampiro?”

Él mira a Bella por encima de mí, las arrugas de su frente suavizándose un poco. “Tranquila, Bella. No le he dicho nada que no tuvieras pensado decirle.”

“Pero va a venir aquí!” exclama, ansiosa.

Jacob asiente con la cabeza. “Sí, esa es la idea. Tu plan no era dejar que sacara sus propias conclusiones?” Cruzándose de brazos, inclina a un lado la cabeza y sonríe, señalando satisfecho de sí mismo, “Creo que le he proporcionado una pista falsa bastante buena, modestia aparte.”

Los esbeltos dedos que agarran la camisa de Renesmee aflojan su presa un poco…entonces, Bella aprieta la mandíbula y devuelve la mano a su sitio. “Habla claro, Jacob.” le exige en un tono ominoso. “No tengo paciencia para esto.”

Él deja escapar un largo suspiro. Por la forma en que se mueve su mirada, sé que está reprimiendo la necesidad de poner los ojos en blanco. “No le he dicho nada de ti, Bella. De verdad que no,” dice, “Le he hablado de mí. Bueno,” una sonrisa tira de las comisuras de sus labios, “mostrado, probablemente sea más exacto.”

Un resumen del encuentro emerge en su mente y yo observo su progresión consternado – lo que rápidamente da paso a un estallido de ira. “Entró en fase delante de Charlie,” siseo en voz baja.

La mano de Esme vuela hasta su boca, sus ojos dorados muy abiertos por el miedo. Jasper inunda la habitación de calma, reaccionando ante las fluctuaciones en mi temperamento y las intensas y variadas emociones de Bella. Carlisle me advierte una vez más para que mantenga el control y Rosalie y Emmett son dos figuras de hielo, ambos con expresiones casi idénticas de aprehensión. Alice sigue sin aparecer – pero puedo distinguir la periferia en la vorágine de sus pensamientos y no tengo ni idea de lo que está preparando.

“Que tú has hecho qué?” Bella susurra sin aliento, la boca abierta por la sorpresa y la incredulidad.

Jacob sigue sin inmutarse, aún firmemente convencido de que ha hecho lo correcto. “Es valiente,” le dice a Bella, y detecto una nota de orgullo en su profunda voz. “Igual que tú. No se desmayó ni vomitó ni nada. Me ha impresionado, tengo que admitirlo.” Reprime una carcajada. “Deberías haber visto su cara cuando empecé a quitarme la ropa. No tuvo precio.” Se ríe entre dientes, visualizando la mirada desconcertada y llena de aprehensión de Charlie.

“Eres un completo imbécil!” le chilla Bella, y su risa se ahoga bruscamente. Ella da un pisotón en el suelo y la madera gime en protesta – y grita, “Le podrías haber provocado un ataque al corazón!”

“Charlie está bien.” Pone los ojos en blanco. Bella aprieta los dientes de forma audible; los nudillos de su mano izquierda hace tiempo que están blancos por la tensión con que agarra a Renesmee. “Él es duro. Si me dieras un minuto, verías que te he hecho un favor.”

Ella levanta la barbilla, los iris rojos ardiendo fieramente, y modula su voz de forma que suena fría e inflexible como el acero. “Tienes la mitad, Jacob. Tienes treinta segundos para contármelo todo antes de que le entregue Renesmee a Rosalie y te arranque tu miserable cabeza. Seth no me detendrá esta vez.” La promesa de una agresión es inconfundible en su declaración. Por el contrario, me alegra que ella tenga el autocontrol suficiente como para ofrecerle a Jacob aunque sea un poco de clemencia. Si yo fuera el neófito de un día de vida, él ya estaría muerto.

Leah se desliza hacia delante, los temblores recorriendo sus brazos desnudos – y Seth la sujeta por la muñeca, sacudiendo la cabeza infinitesimalmente. Evalúa a Bella con sus agudos ojos marrones, conjeturando internamente sobre si ella cumplirá o no su amenaza…y preguntándose si yo se lo permitiría.

“Jesús, Bells,” Jacob se queja en tono displicente. “No solías ser tan melodramática. Es una cosa de vampiros?” En mi opinión, todos vosotros necesitáis tomároslo con más calma. Menos mal que vivís para siempre, porque a estas alturas ya os habría matado el estrés.

“Veintiséis segundos,” declara Bella, con palabras concisas y afiladas como cuchillos.

Él vuelve a poner los ojos en blanco, el movimiento exagerado por su falta de preocupación y se desploma en la silla más cercana. Apoya los brazos y estira las piernas. Los otros dos lobos permanecen de pie, uno a cada lado de su líder, sus posturas tensas en contradicción con la actitud relajada de Jacob, y Leah no aparta la mirada de Bella.

Tomando aliento profundamente, Jacob comienza su resumen. “Pues llamé a la puerta de Charlie esta mañana y le dije que viniera a dar una vuelta conmigo. Estaba algo confundido pero cuando le dije que se trataba de ti y que estabas de vuelta en la ciudad, me siguió hasta el bosque.” Presto mucha atención a sus pensamientos, pero no encuentro ni rastro de engaño en su historia. Mediante sus vívidas imágenes mentales, cada parte de su conversación con Charlie parpadea dentro de su cabeza como una película antigua. “Le dije que ya no estabas enferma y que las cosas era un poco extrañas pero estaban bien. Por poco sale pitando para verte, pero le dije que antes tenía que enseñarle algo.” Se encoge de hombros ligeramente, “Y entonces, entré en fase.”

Bella le enseña los dientes, emitiendo un débil gruñido, y pronuncia meticulosamente mientras ordena, “Quiero palabra por palabra, monstruo.”

“Bueno, tú has dicho que sólo tenía treinta segundos-“ la expresión de Bella se altera rápidamente, de forma aterradora, y una vez más, su cara es la de un vampiro. Jacob da marcha atrás, “Vale, vale.” Levantando las manos en señal de rendición, frunce el ceño concentrándose un momento, tratando de recordar los detalles de su conversación con Charlie. “A ver…” sus ojos se iluminan un instante después y empieza a contar, “Recuperé la forma humana y me vestí y cuando volvió a respirar otra vez, le dije algo así como “Charlie, el mundo en el que vives no es como tú piensas. La buena noticia es que no ha cambiado nada – excepto que ahora lo sabes. La vida seguirá igual que siempre. Puedes hacer como si nada y pretender que no crees en nada de esto.”

Renesmee se asoma por entre el pelo de Bella mientras Jacob está hablando, sin entender mucho de la conversación pero sintiendo curiosidad por saber por qué su madre está tan absorta en sus palabras y yo estoy tan enfadado con él.

Jacob continúa. “Le llevó un minuto recuperarse y después quiso saber lo que pasaba contigo realmente, con todo eso de la extraña enfermedad.”

Me inclino hacia delante de forma inconsciente, entrecerrando los ojos mientras me concentro en sus pensamientos. Es crucial que Charlie siga sin saber absolutamente nada de la verdadera naturaleza de mi familia – de un mundo aparte completamente distinto del que su hija forma ahora parte. Como Jacob es tan prudente como un niño de cinco años, estoy bastante seguro de que su explicación va a provocar mi temperamento mercurial y me armo de valor para la erupción.

“Le dije que habías estado enferma,” le dice Jacob a Bella, “pero que ya estabas bien – que sólo tuviste que cambiar un poco en el proceso de mejoría. El quiso saber a qué me refería con lo de “cambiar” y yo le dije que ahora te parecías mucho más a Esme que ha René.”

Estaba esperando una reacción así, de manera que el acceso de ira no me desborda. Sin embargo, se me escapa un siseo cortante antes de que pueda bloquear la respuesta instintiva. Bella abre mucho los ojos de golpe, horrorizada, y su labio inferior tiembla mínimamente, como solía hacer cuando luchaba contra un repentino torrente de lágrimas. Estoy a punto de ir adonde ella – pero entonces, aprieta con fuerza los labios y frunce el ceño.

Mirándonos a los dos durante unos segundos, Jacob continúa donde lo ha dejado. “Después de unos pocos minutos, me preguntó, realmente tranquilo, si te habías convertido en un animal también.” Una amplia sonrisa ilumina su cara de color rojizo. “Y yo le dije, “Ya le gustaría ser tan guay!” se ríe y Rosalie hace un gesto de asco. “Empecé a contarle más sobre los licántropos, pero ni siquiera llegué a pronunciar la palabra entera – Charlie me cortó y me dijo que prefería no saber los detalles. Entonces me preguntó si sabías en lo que te estabas metiendo cuando te casaste con Edward y yo le dije, “Claro, ella lo sabe todo desde hace años, desde que llegó a Forks.” Bella se encoge y mira a un lado, como un niño desobediente. Jacob sonríe un poco en respuesta pero no se detiene, revelándole, “Eso no le gustó mucho. Dejé que despotricara hasta que lo echó todo. Una vez se calmó, sólo quería dos cosas. Quería verte,” Jacob levanta un dedo, enumerando las peticiones de Charlie, “le he dicho que sería mejor si me dejaba algo de ventaja para explicarlo.”

Tomando aire profundamente, Bella pregunta, “Qué otra cosa quería?”

Jacob sonríe, demasiado contento, y afirma, “Esto te va a gustar.” Levanta otro dedo, “Su principal petición es que le contemos lo menos posible de todo esto. Si no es absolutamente necesario que él sepa algo, entonces mejor que no se lo digamos. Sólo lo esencial.”

Aunque muy levemente, las líneas duras y gélidas como el hielo en el rostro de Bella se derriten. “Puedo encargarme de esa parte.”

Está empezando a entenderlo, Jacob está exultante y dice en voz alta, “Aparte de eso, le gustaría hacer como que las cosas son normales.” Su sonrisa se inclina a un lado, irradiando petulancia. Piensa que la ha convencido – y quizá lo ha hecho, admito, mientras estudio de reojo la expresión de Bella – pero aún tengo que verlo. Y a juzgar por el escepticismo que impregna la mayor parte de los pensamientos en esta habitación, mi familia piensa parecido.

“Qué le has dicho de Renesmee?” le espeta Bella repentinamente. Su tono de voz sigue siendo cortante, pero la postura rígida de su cuerpo se ha relajado en gran medida en los últimos segundos. Observo que el fuego en sus ojos se está apagando como velas que se consumen y entonces comprendo plenamente cuánto significaría para ella volver a tener a Charlie en su vida. La necesidad innata de darle cualquier cosa que desee estalla en mi pecho – pero la sofoco momentáneamente por el hecho de que ésta sigue siendo una situación increíblemente peligrosa – y el impulso de protección se impone a esa necesidad.

“Ah, sí,” comenta Jacob, su sonrisa satisfecha flaqueando un poco. “Pues le dije que Edward y tú habíais heredado una pequeña boca que alimentar.” Me mira, evaluando la severa máscara que cubre mi rostro y da más detalles, “Es tu ahijada huérfana – como Bruce Wayne y Dick Grayson.” Me sonó bien…y mucho más creíble que la verdad. Resopla en voz baja. “Pensé que no os importaría que mintiera. Es parte del juego, verdad?” Su mirada vuela hacia mí de nuevo. Yo no respondo de ninguna manera, así que vuelve a ignorarme y se concentra en Bella. “A estas alturas, Charlie ya no se sorprendía de nada, pero me preguntó si tú ibas a adoptarla. “Cómo a una hija? Como si yo fuera una especie de abuelo?” fueron sus palabras exactas.”

Los ojos de Bella brillan de la forma más extraña mientras él cita las palabras de su padre, y su labio inferior empieza a temblar. Jacob le sonríe con afecto. “Le dije que sí,” anuncia. “Felicidades, abuelo y todo eso. Incluso sonrió un poco.”

Ella parpadea varias veces, como si lágrimas humanas enturbiaran sus ojos y su voz vibra con emoción cuando susurra, “Pero ella cambia tan rápido.”

“Le dije que era más especial que todo nosotros juntos.” La mirada de Jacob se mueve hacia Renesmee, que ha estado observándole con atención durante su relato y la expresión de su rostro se llena de adoración. Poniéndose en pie rápidamente, camina hasta donde está Bella; Leah avanza con esfuerzo y Seth da un paso en la misma dirección, pero él les hace un gesto para que sigan donde están. Renesmee levanta una manita llena de hoyuelos hacia Jacob según éste se va acercando, pero Bella abraza a nuestra hija con más fuerza, sujetándola. “Le dije,” murmura Jacob en voz baja, “Confía en mí, no quieres saberlo. Pero si puedes ignorar todas las partes extrañas, te vas a asombrar. Es la persona más maravillosa del mundo entero.” Le ofrece una sonrisa cariñosa a Renesmee y ella le responde con su sonrisa única y deslumbrante. Entonces, él mueve su atención de la pequeña para mirar a Bella – y la mirada en sus ojos cambia, pasando del brillo reverencial que sólo le dedica a Renesme, a un destello afectuoso que parece más…familiar que cualquier otra mirada que haya visto de él hacia Bella.

“Y después le dije que si lo llevaba bien, todos vosotros os quedaríais un tiempo y él tendría la oportunidad de llegar a conocerla. Pero que si era demasiado para él, os iríais,” comenta Jacob, con una media sonrisa en los labios, y después añade, “Dijo que mientras nadie le diera demasiada información, se las arreglaría.”

Levanta las pobladas cejas oscuras y mira fijamente a Bella, esperando su respuesta. El resto de nosotros nos encontramos en la misma situación. Dado que se trata de su padre, Bella tiene la última palabra sobre cómo se desarrollará esto.

Ella contempla a Jacob, su expresión severa casi resulta cómica por el disgusto fingido, y le informa obstinadamente, “No voy a darte las gracias. Sigues poniendo a Charlie en un riesgo terrible”

Siento que vaya a hacerte daño,” se disculpa, su voz sonando sincera. “No sabía que era así.” Se acerca medio paso, los ojos oscuros muy abiertos y con mirada seria mientras le dice con dulzura, “Bella, las cosas han cambiado entre nosotros pero tú siempre serás mi mejor amiga y yo siempre te querré.” Mi familia me lanza miradas de preocupación pero no tienen ninguna razón para alarmarse. Puedo ver y oír el resto de su explicación en mi mente – y parece como si finalmente todo encajara en su lugar cuando dice, “Pero ahora te quiero de la forma correcta. Por fin hay un equilibrio. Ambos tenemos a alguien sin el cual no podemos vivir.” Sonríe con una expresión de auténtica amistad, y pregunta, “Seguimos siendo amigos?”

Bella continua fulminándole con la mirada durante una fracción de segundo y después le devuelve la sonrisa, aunque es débil y algo tensa. Jacob lo toma como lo que es – una concesión. Extiende una mano grande y cobriza en el símbolo universal del acuerdo. Bella respira profundamente y pasa el peso de Renesmee a su brazo derecho. Colocando su mano izquierda en la de Jacob, el contraste entre el alabastro y el color rojizo poniéndose de relieve con el gesto, ella declara, “Si no mato a Charlie esta noche, consideraré la idea de perdonarte por esto.”

A lo que él responde con descaro, “Cuando no mates a Charlie esta noche, me deberás una bien grande.”

Ella pone los ojos en blanco y le suelta la mano. Al instante, él levanta la otra, su mirada yendo de ella a Renesmee con expresión suplicante, “Puedo?”

Negando con la cabeza, Bella se gira de forma que aleja a Renesmee de Jacob mientras le dice en un tono que no admite tonterías, “De hecho, la estoy sujetando para tener las manos ocupadas y no matarte, Jacob. Quizá más tarde.”

Él suspira, derrotado, y deja caer las manos. Siento cómo el comienzo de una sonrisa agrieta la fría máscara sobre mi rostro, aunque la fugaz diversión no consigue disipar mis temores por Bella y la extrema prueba a la que se va a someter. Haré lo que sea para garantizar su seguridad y la de mi familia – sin embargo, el plan inicial que se había ido gestando en el fondo de mi mente, carece de valor ahora, a la luz de la reacción de Bella ante las noticias de su padre. Ella quiere volver a verle, lo que yo ya sabía, pero ahora tengo una imagen más nítida de lo intenso que es ese deseo.

El comportamiento estándar del vampiro neófito no es aplicable a Bella, y esa certeza alimenta el tallo verde de esperanza que se ha enredado en torno a mi silencioso corazón, de que quizá se me conceda la oportunidad de devolverle otro sacrificio con el que estaba dispuesta a vivir para siempre.

Todos andaremos sobre el filo de la navaja, sin duda…pero tengo fe en mi Bella. Ella puede hacer esto.

De repente, un huracán de imágenes y pensamientos me bombardea, y reconozco el color de la mente de mi hermana hasta ahora ausente. Alice cruza a toda prisa la puerta trasera, trayendo una cajita blanca en cada mano y una expresión bastante violenta en su delicado rostro. Fulminando a los lobos con su mirada color ámbar, les dice bruscamente, “Tú, tú y tú. Si tenéis que quedaros, id hacia una esquina y comprometeos a quedaros ahí durante un tiempo. Necesito ver.” Mientras hace su entrada en la sala, su mirada vuela hacia un lado y recomienda en un tono ligeramente más calmado, “Bella, será mejor que le des el bebé. Vas a necesitar las manos libres de cualquier forma.”

Jacob sonríe, triunfante, pero yo apenas lo advierto. Bella abre mucho los ojos, que se llenan de terror y su pecho se eleva y desciende rápidamente mientras respira con jadeos breves y desesperados. “Cógela,” pronuncia para que le lea los labios, en voz tan baja que apenas puedo oírla, y le pasa Renesmee a Jacob mecánicamente, con la mirada desenfocada.

Él asiente con la cabeza, colocando a la pequeña a salvo entre sus brazos, mientras unas arrugas se forman en su frente cuando observa a Bella con preocupación. Haciendo un gesto a su manada, Jacob se retira hacia la esquina más alejada de la habitación, junto a la ventana, y se sienta en el suelo con las piernas cruzadas. Seth le copia sin tardanza – pero Leah frunce el ceño y sacude la cabeza, refunfuñando hacia Jacob, “Se me permite salir?”

La loba siempre se ha sentido incómoda en el hogar de mi familia – o en cualquier sitio donde haya un vampiro cerca. Ella tolera nuestra proximidad por el vínculo que la une a Jacob y por la amistad que tiene su hermano conmigo, aunque la encuentra ofensiva. Sería mejor, reflexiono, si ella no estuviera presente durante la inminente visita de Charlie; sus manos siguen temblando por la compulsión de entrar en fase y yo ya no tengo paciencia con ella desde que atacara verbalmente a mi mujer hace cuatro días.

Jacob le echa un vistazo y sé por su expresión que estamos de acuerdo. “Por supuesto,” le contesta.

Alice dice con su voz cantarina, “Permanece al este para no cruzarte en el camino de Charlie,” No puedo permitirme más agujeros en mis visiones. Tenemos que mantener a Charlie a salvo.

Leah sale por la puerta pisando fuerte sin despedirse de nadie y desaparece entre la maleza, entrando en fase tan pronto como deja de estar a la vista.

Bella mira sin ver con los ojos muy abiertos, el cuerpo inmóvil como si estuviera esculpido en hielo y el aire fluyendo casi histéricamente a través de sus pulmones.

Estoy a su lado antes de que vuelva a respirar. Tomando su rostro entre mis manos, acaricio suavemente sus pálidas mejillas con los pulgares, deseando sin decir nada que me mire a los ojos. Como sus iris rojos continúan velados por el miedo, le susurro intentado tranquilizarla, infundiendo en mis palabras tanta convicción como me es posible reunir. “Puedes hacerlo. Sé que puedes.” Por favor, mi amor, mírame, ruego para mis adentros y después le prometo en voz alta, “Te ayudaré, todos lo haremos.”

El pánico que asola su mirada como una neblina, se aclara un poco y ella parpadea, mirándome al fin. Sin dejar de contemplar sus ojos asustados, continúo acariciándole la cara, tranquilizándola con voz suave y decidida, “Si no creyera que puedes hacer frente a esto, desapareceríamos hoy mismo. En este mismo instante.” Mi plan de emergencia – que ha quedado obsoleto por las necesidades no expresadas de la preciosa mujer que tengo frente a mí. Sonriendo, continúo, “Pero tú puedes. Y serás más feliz si conservas a Charlie en tu vida.”

Ella contiene la respiración, concentrándose en mi mirada, y después suelta el aire temblorosa. Escucho su respiración durante unos segundos y noto con cierto alivio que es más tranquila que antes.

Sólo quedan seis minutos antes de que Charlie llegué aquí, Edward, me distrae Alice. Necesita prepararse.

Reprimo un suspiro y suelto la cara de Bella, haciéndome a un lado mientras Alice extiende una mano en la que guarda una de las cajitas blancas. “Esto te va a irritar los ojos,” explica, “no duele pero empañará tu visión. Es molesto.” Arruga la nariz al recordar su propia experiencia con las lentes de contacto. “Tampoco tienen tu antiguo color de ojos, pero sigue siendo mejor que el rojo brillante, verdad?” Lanza la caja en el aire y Bella la atrapa con destreza, mirando primero a Alice y después al envase blanco que tiene en la mano.

“Cuándo has-“empieza a preguntar, perpleja.

“Antes de que os fuerais de luna de miel,” le contesta Alice enérgicamente y después se encoge de hombros. “Estaba preparada para varios futuros posibles.”

Mi hermana había conseguido ocultarme la mayoría – silenciando sus pensamientos hasta que se hicieron prácticamente inexistentes o ahogando los detalles en un torrente incesante de poesía china – pero me las arreglé para vislumbrar un breve destello una semana antes de la boda. Alice estaba hasta el cuello con motivos de decoración, arreglos florales y listas de invitados cuando le alcanzó. Imágenes parpadeantes de arena blanca, sol cegador, agua azul turquesa y palmeras, me confirmaron a dónde iba a llevar a Bella en nuestra luna de miel. Con una expresión triunfante, salí hacia el estudio de Esme segundos más tarde y le pregunté si podíamos ir a su isla durante unas semanas.

Alice se negó a hablarme durante dos días después de eso, pero al final admitió que su lapsus había sido de utilidad para los dos.

Bella asiente distraídamente y abre la cajita. Sacando de ella una lentilla, coloca la esfera tintada en la yema de su dedo y la se la coloca en el ojo derecho. Casi de inmediato, pone cara de incomodidad y parpadea varias veces de forma involuntaria. “Entiendo a lo que te refieres,” dice entre dientes y se coloca la otra en el ojo izquierdo. Después de eso, me mira sonriendo ligeramente, “Qué aspecto tengo?”

Lógicamente, sé que me está preguntando por el color de sus ojos…pero francamente, me importa muy poco si sus ojos son de color rojo brillante, marrón chocolate o negro azabache. Ella siempre será más hermosa que todas las estrellas del cielo. Así que le digo con una sonrisa de adoración, “Fabulosa. Por supuesto-“

“Sí, sí, siempre está guapísima,” interrumpe Alice criticonamente. Cruzándose de brazos, inclina la cabeza a un lado y estudia la cara de Bella seriamente. “Es mejor que el rojo, pero es lo mejor que puedo decir. Marrón turbio. Tu color era mucho más bonito.” Da un saltito hacia delante y coge la caja de lentillas de la mano de Bella, le señala con el dedo y le avisa, “Recuerda que no duran para siempre – el veneno de tus ojos las disolverá en pocas horas. Así que si Charlie se queda más tiempo, tendrás que excusarte para cambiarlas por otras. Lo que es buena idea en cualquier caso, porque los humanos necesitan ir al baño.” Alice sacude la cabeza ante las muchas debilidades de la raza humana y después gira sobre sus talones mirando al sofá mientras pasa a su lado volando, “Esme dale algunos consejos sobre cómo actuar como un humano mientras abastezco el tocador.”

“Cuánto tiempo tengo?” pregunta mi madre en su suave tono de voz habitual.

“Charlie estará aquí en cinco minutos,” grita Alice desde la escalera, “no te compliques.”

Esme asiente una vez y se levanta con gracia del sofá, deslizándose hacia delante para tomar una mano de Bella entre las suyas. “Lo más importante es no estar sentado demasiado quieto ni moverse demasiado deprisa,” le dice con dulzura y una sonrisa alentadora.

“Siéntate si él lo hace,” le interrumpe Emmett. Encogiéndose de hombros, añade, “A los humanos no les gusta estar de pie mucho tiempo.”

Entonces, Jasper sugiere, “Deja vagar tu mirada cada treinta segundos, más o menos. Los humanos no miran fijamente.”

Bella asiente hacia cada uno de mis hermanos, pareciendo absorber las pistas sobre comportamiento que le dan, mientras yo les lanzo una mirada irritada. Lo último que necesita Bella ahora es que la desconcierten con ideas útiles sobre cómo debe actuar delante de Charlie. A Esme no le ha incomodado en absoluto la interrupción – se limita a sostener la mano de Bella, ofreciéndole un apoyo silencioso a través de sus bondadosos ojos dorados.

Sin que nadie falte ya, Rosalie aporta su granito de arena, “Cruza las piernas durante cinco minutos aproximadamente y luego pasa a cruzar los tobillos durante otros cinco.” Bella asiente con la cabeza en respuesta.

“Y parpadea al menos tres veces por minuto,” comenta Emmett y luego mira a su alrededor con el ceño levemente fruncido. Hay tanta tensión aquí – Charlie notará que hay algo raro. Sale disparado hacia el extremo opuesto de la habitación, cogiendo el mando de la televisión de la mesita de café y enciendo la enorme pantalla. Cambiando los canales, encuentra un partido de futbol universitario y lo deja, asintiendo para sí satisfecho.

Mientras tanto, Jasper le dice a Bella, “Mueve las manos, también. Pásatelas por el pelo o haz como que te rascas algo.”

Alice entra bailando en la sala, con una expresión de enfado en su delicado rostro. “Dije Esme,” se queja. Ninguno se siente culpable en lo más mínimo por interrumpir – en todo caso, están convencidos de que sus palabras han sido beneficiosas. “La vais a atosigar,” les reprende Alice y yo asiento hacia ella en señal de aquiescencia.

“No,” discrepa Bella, “creo que lo tengo todo.” Entonces, recita, “Sentarse, mirar alrededor, parpadear, moverse un poco.”

“Muy bien.” Esme le pasa el brazo por los hombros a Bella en un suave abrazo y en la infinitesimal fracción de segundo antes de que su rostro quede oculto en el cabello color caramelo de mi madre, su expresión serena se desmorona en una de miedo evidente. Pero cuando Esme se retira, la máscara de porcelana está de nuevo en su sitio.

Sin embargo, sus ojos la delatan. Los iris brillantes, ahora marones, están ensombrecidos por la ansiedad y volando en tantas direcciones que ella debe estar tratando de forzar su nueva mente a su plena capacidad – concentrándose en varias cosas, todas al mismo tiempo, de forma que no caiga en un estado de pánico.

Antes de que pueda tranquilizarla yo mismo, Jasper añade con el ceño fruncido, “Vas a contener la respiración tanto como te sea posible pero debes mover los hombros un poco para que parezca que estás respirando.”

Bella respira profundamente y asiente. Con la boca convertida en una fina línea, se cuadra de hombros y levanta la barbilla con determinación. Sus ojos siguen mostrando una especie de miedo salvaje, indómito y carente de objetivo concreto.

Le rodeo la cintura con un brazo, atrayéndola hacia mí y le susurro al oído, “Puedes hacerlo.”

“Dos minutos,” anuncia Alice, echando a Carlisle y a Jasper del sofá y yo dejo que mi brazo se deslice, soltando su cintura. Tengo que reprimir una risa cuando veo a Bella intentar moverse más despacio, exagerando los pasos como haciendo que está cansada – o, mejor, más parecida a su antiguo yo: mortal y torpe.

En realidad, parece una bailarina esforzándose por aprender el complicado juego de pies de una nueva rutina. Es increíblemente adorable.

Alice pone los ojos en blanco ante las tonterías de su hermana favorita. Sinceramente, sólo Bella podía encontrar la forma de que un vampiro resulte cómico, se maravilla mentalmente, y deposita a Bella en el centro del sofá.

Una vez en su sitio, Bella mira al otro lado de la habitación, donde permanecen los dos lobos intentando llamar la atención lo menos posible, y dice en voz baja, “Jacob, necesito a Renesmee.”

Él le mira con el ceño fruncido, moviendo los brazos en torno a nuestra hija de forma inconsciente y Alice niega con la cabeza. “Bella, eso no me ayuda a ver,” le recuerda con voz firme.

“Pero la necesito” La desesperación y el pánico se filtran en el tono de voz de Bella, y sus ojos vuelan rápidamente de Alice, a mí, a Renesmee, con la respiración acelerada. “Ella me mantiene serena,” añade, suplicando.

Alice se rinde, con un gruñido, “Está bien. Procura que se mueva lo menos posible y yo intentaré ver a su alrededor.” Deja escapar un fuerte suspiro y se sienta en el borde de la silla más cercana a la puerta, las comisuras de los labios hacia abajo en una mueca abatida.

Jacob suspira también y se levanta del suelo. Se dirige al sofá y coloca a Renesmee con mucho cuidado en los brazos de Bella. Alice le fulmina con una mirada feroz cuando permanece unos segundos más de los necesarios – y por tanto, interfiriendo en sus visiones del futuro – y él retrocede rápidamente hasta la esquina junto a Seth.

En unos pocos movimientos, ocupo el espacio a la derecha de Bella. Madre e hija miran con curiosidad cuando paso un brazo por los hombros de mi mujer y dejo el otro sobre el brazo con el que sostiene a Renesmee. Inclinándome hacia delante, le miro a los ojos a mi hija con seriedad – y, como esperaba, Renesmee percibe el cambio en mi mirada y me observa a su vez, atenta y sin pestañear.

“Renesmee,” digo su nombre con voz tranquila y solemne, “va a venir alguien especial a hacerte una visita a ti y a tu madre.” El interés se enciende en su mente, pero mantiene una expresión serena en su carita que sería más apropiada en un adulto mientras espera a que yo continúe. “Pero él no es como nosotros, ni siquiera como Jacob,” le digo. “Tenemos que ser muy cuidadosos con él. No debes contarle cosas como a nosotros.”

Renesmee apoya la mano en mi mandíbula, visualizando el movimiento con curiosidad infantil.

“Exacto,” le confirmo, asintiendo con la cabeza una vez. “Y va a hacer que estés sedienta.” Abro más los ojos, destacando este hecho, y le advierto con gravedad, “pero no debes morderle. Él no se cura como Jacob.”

El aliento de Bella acaricia mi mejilla mientras susurra, desconcertada, “Puede entenderte?”

“Ella entiende,” le contesto, sin romper el contacto visual con la pequeña. Comprende mucho más de lo que nadie en este mundo espera o imagina en alguien tan joven. “Vas a tener cuidado, verdad Renesmee?” le pregunto mientras levanto el índice para dibujar la espiral de un rizo de color bronce que roza la mejilla sonrosada de Renesmee. “Nos vas a ayudar?”

Ella vuelve a tocarme la cara. Una imagen de Jacob estremeciéndose de dolor mientras ella le hunde los dientes perfectos y afilados en la piel de los hombros, llena mi cabeza, acompañada de una pregunta no formulada.

Le sonrío con dulzura y le aseguro, “No, no me importa que le muerdas a Jacob. Eso está bien.” Ahora mismo, no me importaría lo más mínimo si Renesmee decidiera decorar la piel del perro con diminutas marcas de dientes en forma de semiluna. Pero nunca le dejaría beber su sangre; seguro que no es una buena fuente de alimento.

Jacob se ríe entre dientes, retorcidamente encantado de que Renesmee le prefiera como su juguete personal. Y yo lanzo una mirada asesina hacia la esquina donde él está sin hacer nada, como una mascota desobediente. Un gélido resentimiento envuelve mis palabras cuando digo con un gruñido, “Tal vez deberías irte, Jacob.”

Puede que Bella le haya perdonado su estupidez al involucrar a Charlie con nuestra familia de nuevo, pero yo no. Independientemente de que ella pueda controlarse o no , el veneno le abrasará la garganta de todas formas cuando huela la sangre de su padre y yo no puedo tolerar nada que le cause sufrimiento a mi Bella.

Jacob continúa totalmente despreocupado y mueve perezosamente una enorme mano cobriza mientras comenta, “Le he dicho a Charlie que estaría aquí. Necesita el apoyo moral.”

Hago una mueca de desprecio. “Apoyo moral,” resoplo, y vuelvo a sentir en los dedos el cosquilleo que me urge a estrangularle. Me inclino hacia Bella y la abrazo con más fuerza. Ya ha habido demasiadas imprudencias esta mañana, y no estoy dispuesto a añadir una a la lista. “Por lo que Charlie sabe, tú eres el monstruo más repulsivo de todos,” le replico con desdén.

“Repulsivo?” protesta – y entonces, absurdamente, suelta una risita. No es que seas un amante de los perros, verdad? bromea mentalmente, resulta imposible acabar con su humor y le bloqueo con un ejercicio de concentración.

La tensión en la habitación crece exponencialmente cuando el suave sonido de la tierra mojada siendo aplastada por unas ruedas, reverbera desde el camino que conduce a la casa. Bella empieza a respirar rápido de nuevo – a una velocidad que supondría hiperventilar para un humano – y Jasper se esfuerza por crear una atmósfera más tranquila, mientras combate tantos focos de ansiedad.

Súbitamente, Bella acerca a Renesmee contra su pecho y apoya la mejilla sobre el cabello de nuestra hija, con un brillo intenso en los ojos. Estudio su expresión, preguntándome qué está haciendo, porque parece como si estuviera escuchando algo – y lo que quiera que sea, tiene un extraordinario efecto tranquilizador. Sus jadeos se enlentecen y una expresión de alivio cruza brevemente su rostro preocupado.

Jasper capta el cambio en sus emociones y expresa su aprobación en un débil susurro, “Bien hecho, Bella.”

La abrazo con más fuerza, añadiendo mi propia alabanza sin palabras y ella levanta la cabeza para mirarme a los ojos. Restos de pánico e incertidumbre ensombrecen su mirada y examina mi rostro mientras pregunta, “Estás seguro?”

“No me cabe la menor duda,” le respondo con una sonrisa llena de ternura. “Puedes hacer cualquier cosa.” Inclinándome para cubrir el pequeño espacio que queda entre nosotros, rozo sus labios con los míos.

Mi intención era darle un rápido beso para alentar su confianza en sí misma…pero he subestimado terriblemente lo que ambos tenemos que refrenarnos.

En el instante en que percibo el suave tacto de sus labios en los míos, su sabor en mi lengua, cada fibra nerviosa de mi cuerpo estalla con un ansia irrebatible. Es más potente que el instinto que siento por la sangre. Mi mano viaja por su hombro hacia el cuello, apoyando la palma en el espacio detrás de su oreja, mientras enredo los dedos en su sedoso cabello castaño. Ella levanta mínimamente los brazos, como si quisiera devolverme el abrazo – y entonces los deja en su regazo. En un fugaz momento de lucidez, recuerdo a quién sostiene en sus brazos: nuestro precioso bebé.

Intento interrumpir el beso sin demasiada convicción pero Bella no quiere saber nada de eso. Ella sigue mi movimiento hacia atrás, recorriendo mi labio inferior con la punta de la lengua y yo ceso en mi intento de una retirada.

Una risa desenfrenada que suena sospechosamente parecida a la de Emmett estalla en mi cerebro y Jasper habla, con una mezcla de alegría reprimida y exasperación en su voz, “Eh, Edward, puede que no quieras distraerla de esa forma justo ahora.” Estoy dispuesto a pedirlo por favor. Dejadlo para más tarde. “Necesita poder concentrarse,” afirma con firmeza.

Con mi deteriorada fuerza de voluntad me separo, sonriendo avergonzado, “Ups.”

Bella se ríe, el delicioso sonido cosquilleando en mis oídos y no me queda ninguna duda de lo que está pensando, porque el recuerdo llena mi mente también. Nuestro primer beso, rodeados por un lecho de exuberantes y mullidos helechos, lo árboles canturreando a nuestro alrededor…

Cuánto camino hemos recorrido, me maravillo internamente.

Haciéndome una promesa con sus ojos ardientes, Bella me dice en un débil susurro, “Después”

Juro que mi frío y silencioso corazón da un salto dentro de mi pecho en respuesta a esa única palabra y la electricidad que crepita entre nuestros cuerpos, envía una corriente a los músculos que están en la boca de mi estómago, haciendo un nudo con ellos.

“Céntrate, Bella,” insiste Jasper. Tú también, Edward, me reprende mentalmente. Puedo esperar la falta de autocontrol en ella – no en ti.

Mirando hacia él, me encojo de hombros apenas perceptiblemente, sin sentirme culpable. Según yo lo veo, Bella y yo estamos ejerciendo una especie de justicia poética sobre los miembros de nuestra familia. Durante noventa años tuve que soportar sus pensamientos, cada mirada de amor, cada tierna caricia, y lo hice sin una queja – la mayor parte del tiempo. Ahora es su turno de demostrar un poco de tolerancia.

Pero debemos concentrarnos. Charlie está cerca de la casa.

Bella comprende la gravedad de la situación más que nadie. Asintiendo para sí misma, respira profundamente y dice, “Bien.” Salvo que su mirada se va hacia un lado, recorriendo mi cara, siento el calor en la piel por donde pasa…

“Bella,” le regaña mi hermano.

Ella se sobresalta un poco y aparta la mirada, encogiéndose avergonzada, “Lo siento, Jasper.”

Emmett se ríe. Esto va a ser divertido, piensa sonriendo perversamente.

El murmullo de un motor se va acercando. Todo el mundo se queda muy quieto y mira por las ventanas. Bella cruza y descruza las piernas, practicando cómo actuar como una humana. Renesmee juguetea con un mechón del cabello de su madre, aunque sus ojos no dejan de volar hacia mí y alrededor de la habitación en reacción a la tensión que se cierne sobre nosotros a pesar de los intentos de Jasper por amortiguarla.

Todos nosotros escuchamos cómo el coche patrulla aparca frente a la casa, el motor se queda al ralentí unos segundos antes de que lo apaguen – y después una puerta se cierra de golpe. Los pensamientos de Charlie quedan parcialmente ocultos a mi don, lo que ha sucedido siempre, pero no tengo ningún problema en interpretar los gruñidos de estrés, traición, y enfado justificable que impregnan su mente.

El padre de Bella cruza el césped con paso fuerte, sube las escaleras de madera y continúa por el porche hasta la puerta principal. Se detiene, respira profundamente dos veces y su chaqueta cruje débilmente cuando levanta el puño, golpeando la puerta con los nudillos.

Bella inhala despacio, preparándose para contener la respiración. Renesmee se acurruca en sus brazos, escondiendo la cara en el cabello oscuro de Bella y yo apoyo la mano en sus suaves rizos, reconfortándola.

Ya voy yo, se ofrece Carlisle, y camina hacia la puerta, transformando la gélida crispación de su rostro en algo que se parece a una sonrisa de bienvenida. Abre la puerta e inclina la cabeza, el gesto avergonzado de manera convincente, y saluda a nuestro visitante, “Hola, Charlie.”

A través de los ojos de Carlisle, veo la expresión severa en el rostro de Charlie y cómo se endurecen sus ojos oscuros. “Carlisle,” dice, saludando secamente con la cabeza. Sin andarse por las ramas, exige, “Dónde está Bella?” Una fiera preocupación satura sus pensamientos, visibles sólo a medias, cuando pronuncia el nombre de su única hija.

“Aquí, papá,” le llama y pone una mueca ante el evidente timbre musical de su nueva voz. Vuelve a tomar aire rápidamente, llenando de nuevo sus pulmones para poder hablar.

Carlisle se aparta un poco, permitiéndole a Charlie una visión completa del salón y la expresión ominosa en su rostro se mantiene hasta que localiza a Bella junto a mí en el sofá. Abriendo mucho los ojos, cada emoción impregna las facciones de su rostro agotado, como si éstas gritaran y Jasper lo percibe con total transparencia.

El shock por el nuevo y perfecto rostro de ella da paso a la incredulidad de que sea realmente su hija y no una desconocida que se le parece. Un gesto de dolor hace que tuerza la boca cuando algo en la limpia mirada de ella afirma su identidad y arruga los párpados sintiendo la pérdida desgarradora.

En ese segundo, recibo una imagen sorprendentemente vívida de la mente de Charlie – la primera que recuerde. La imagen de una mujer joven, en el apogeo de su juventud, el cabello castaño arremolinándose en torno a sus esbeltos hombros, las mejillas sonrosadas, sonriendo con cariño. Mueve la boca, articulando palabras que no puedo oír, pero se me da bastante bien leer los labios. “Me alegro mucho de haber venido a vivir contigo, papá. Ha sido la mejor idea que he tenido nunca.”

La expresión de Charlie se ensombrece por el dolor, sus ojos brillan con furia y la sorprendente vía hacia su mente se cierra de golpe, dejándome con sentimientos encontrados.

Bella se muerde el labio, con la mirada fija en la figura inmóvil de su padre, y espera a que hable.

“Eres tú, Bella?” susurra Charlie, vacilante e irritado.

“Sí,” ella se encoge de nuevo, aunque no tan visiblemente, ante el sonido de su voz. “Hola, papá.”

Él toma aire, lenta y profundamente, intentando calmarse. Jacob le saluda con la mano alegremente desde el otro extremo de la habitación y le llama, “Hey, Charlie. Cómo va todo?” le dedica una amplia sonrisa, los ojos negros resplandecientes.

Charlie mira en su dirección con el ceño fruncido – y entonces se estremece al recordar lo que ha sucedido en el bosque. Mirando hacia otro lado rápidamente, vuelve su mirada conmocionada hacia Bella y entra en la casa.

No se detiene hasta que está a menos de un metro de nosotros. Clava en mí una breve mirada acusadora, que ha sido lo habitual entre nosotros desde que volví con Bella de Italia – aunque intentó con todas sus fuerzas evitar esa reacción cuando se hizo evidente que me convertiría en su yerno – y luego mira a Bella. “Bella?” pregunta otra vez, como si repetirlo le ayudara a creerlo.

La expresión de ella es dulce, casi conciliadora. “Soy yo, de verdad,” responde en voz baja. Charlie aprieta los dientes y se le marcan los músculos de la mandíbula. “Lo siento, papá,” le dice Bella con sinceridad.

“Estás bien?” exige saber. La primera pregunta que sale por la boca de un padre ante la ausencia inesperada de un hijo. En ese momento, me doy cuenta de que Charlie le había creído a Jacob cuando éste afirmó que Bella se encontraba bien – sólo quería comprobarlo con sus propios ojos, para preservar su cordura, que se estaba viniendo abajo.

Bella asiente con la cabeza y le promete, “De maravilla, como un roble.” Sonríe sin abrir la boca, con cuidado de no enseñarle los brillantes dientes blancos.

Arriesgo una mirada de reojo hacia ella, preocupado. A estas alturas, tiene que haberse quedado sin aire – lo que significa que tendrá que respirar, aunque la habitación entera está llena del aroma y el calor de la sangre de Charlie.

“Jake me ha dicho que esto era…necesario.” Charlie escupe la palabra con escepticismo, recorriéndola con la mirada de forma significativa. “Que te estabas muriendo.”

Bella se tensa bajo mi brazo. Abraza con fuerza a Renesmee y se inclina hacia mí buscando apoyo. Entonces, respira profundamente.

Un estremecimiento de agonía apenas disimulado desfigura su pálido y adorable rostro y las lentillas marrones no consiguen ocultar el súbito brillo de excitación en sus ojos. Pero esa emoción se desvanece un instante después, dejada a un lado con férrea determinación. La abrazo, poniéndome en su lugar más de lo que nunca sabrá y Jacob la mira arrepentido desde el otro extremo de la habitación, disculpándose de nuevo mentalmente.

Bella baja la mirada, apretando los puños en torno a nuestra hija pero cuando levanta la vista para mirar a Charlie vuelve a ser ella misma otra vez, “Jacob te decía la verdad,” le responde con calma.

Charlie se cruza de brazos, frunciendo el ceño, “No como tú,” replica. La expresión de Bella se derrumba, llena de culpabilidad. De repente, Renesmee olfatea, advirtiendo el aroma de Charlie en el espacio cerrado y Bella la mira con ansiedad, sujetándola con más fuerza. Charlie percibe la momentánea distracción de su hija y mira directamente al bebé que tiene en su regazo por primera vez desde su llegada. “Oh,” murmura, sorprendido. “Es ella, la huérfana que Jacob ha dicho que ibais a adoptar.”

Empiezo a hablar, sentando las bases de la tapadera que he inventado para explicar la situación. “Mi sobrina,” miento con facilidad. Es más sencillo reconocer que estamos emparentados; el parecido entre nosotros es demasiado llamativo para ignorarlo. Mi único recelo es que Charlie la mire a la cara con atención, porque entonces se hará evidente para él que la pequeña tiene los ojos marrón chocolate de Bella – color que ella había heredado de él a su vez.

Charlie parpadea, atónito, pero se recupera rápidamente. “Creía que habías perdido a tu familia,” contesta suspicazmente, la acusación volviendo a su mirada.

“Perdí a mis padres,” le digo con voz suave e inofensiva, poniendo en práctica las décadas de engaño, mientras le cuento ha historia que he inventado. “Mi hermano mayor fue adoptado, como yo. Nunca volví a verle después de eso, pero los tribunales me localizaron cuando él y su mujer fallecieron en un accidente de coche, dejando a su única hija sin otra familia.”

Diablos, chaval…me elogia Emmett mentalmente, si no supiera la verdad te habría creído.

Mi hermano es extraordinariamente sensible a la falsedad – el precio por su lealtad inquebrantable - sin embargo, aprecio su voto de confianza.

Puedo sentir la mirada de Bella en mi cara y examino su expresión a través de los pensamientos de mi madre. Parece prestar atención cortésmente, aunque puedo ver el asombro y la admiración en su mirada. Estoy seguro de que Charlie no podrá deducir que estoy mintiendo mirando a su hija.

Renesmee se asoma tímidamente entre el pelo de Bella, volviendo a olfatear. Echando un vistazo a Charlie a través de sus pestañas, le sostiene la mirada durante medio segundo antes esconder su rostro una vez más.

Charlie se queda estupefacto. Me pregunto distraídamente si así es como consideramos todos nuestro primer encuentro con Renesmee. “Es…,” se aclara la garganta, “bueno, es una belleza.”

Coincido con él de todo corazón, “Sí.”

“Aunque es una gran responsabilidad,” comenta, su mirada volando de mí hacia Bella y vuelta otra vez.

Tengo la impresión de que está intentando averiguar si he persuadido a mi mujer para que asuma el papel de madre sin contar con su opinión. Tengo que contener la risa, apretando los labios. Fue completamente al revés, creo yo. Bella fue la que se encargó de la persuasión para que nos convirtiésemos en padres, aunque Charlie probablemente nunca se creería eso. A sus ojos, soy el miserable que ganó el amor de su hija sin merecerlo, le rompió el corazón y después le suplicó otra oportunidad –que ella le concedió, porque su amor permanecía fiel.

No puedo discutir su razonamiento.

“Vosotros dos acabáis de empezar,” insinúa, esperando obtener algún tipo de respuesta que le ayude a entender lo que ha sucedido hoy.

“Qué otra cosa podemos hacer?” formulo la pregunta retórica, apartando la mirada de él y acariciando con los dedos la mejilla de Renesmee. Sólo puedo verle un ojo, que me observa bajo los mechones de oscuro cabello de su madre. Está pensando en el apetitoso aroma de nuestro visitante, notando pinchazos por la sed en su garganta, y toco el mohín de sus labios por un segundo, recordándole mis palabras.

Volviendo mi atención a Charlie, le miro y pregunto con el matiz justo de inocencia, “La habrías rechazado?”

“Humf” Arrastra los pies, fastidiado porque haya conseguido desviarle con éxito de su trampa verbal tan poco hábil. Sin embargo, no me siento satisfecho; no me gusta engañar a este hombre, porque forma parte de mi familia tanto como mis padres o mis hermanos – incluso más, ya que es el padre de mi esposa y el abuelo de mi hija.

“Bien,” Charlie sacude la cabeza, decidido a cambiar de tema y se vuelve a aclarar la garganta. “Jake dice que le llamáis Nessie?”

“No,”le contradice Bella en tono cortante, con el ceño fruncido, “Se llama Renesmee.”

Él levanta la mirada de los rizos color bronce de Renesmee para encontrarse con los ojos de Bella, “Cómo te sientes respecto a esto?” le pregunta sin rodeos. Tengo que admirar la franqueza de Charlie – me recuerda a la de su hija.

“Tal vez Esme y Carlisle podrían-“comienza a proponer.

El rostro en forma de corazón de Bella se ilumina con fervor y sus ojos brillan como estrellas gemelas mientras interrumpe a su padre a mitad de frase. “Es mía. La quiero.”

Charlie la mira con el ceño fruncido, una oleada de confusión inunda su mente. Entonces pregunta, con expresión severa, “Vas a convertirme en abuelo tan joven?” enarca una poblada ceja.

“Carlisle también es abuelo,” señalo con una sonrisa.

Lanzando una mirada incrédula a mi padre, Charlie resopla y después se ríe, aunque suena un poco nervioso. “Supongo que eso me hace sentir mejor de alguna manera,” admite. Como atraídos por una fuerza magnética, sus ojos vuelven hacia Renesmee. “Es algo digno de ver, desde luego,” murmura, acercándose unos pocos centímetros para ver mejor. Su cálido aliento llena el aire frente a nosotros y Bella se pone rígida a mi lado.

Renesmee se mueve inquieta en los brazos de su madre, oliendo una vez, y levanta la cabeza. Se da la vuelta y mira directamente a Charlie con su carita angelical llena de fascinación.

Durante un interminable segundo, la mente de Charlie se queda completamente en blanco. Sus ojos muy abiertos se encuentran con la mirada curiosa de Renesmee y jadea, advirtiendo de inmediato su extraordinario parecido a Bella, como yo había predicho.

Su corazón se dispara con un ritmo irregular y acelerado, y comienza a respirar demasiado rápido, haciendo que todos nos preocupemos por su salud. Con labios temblorosos, empieza a contar hacia atrás – pero no hay manera de que un embarazo humano normal de nueve meses pueda encajar en cuatro semanas.

Sus pensamientos son aún más caóticos que los latidos de su corazón. Los pensamientos medio ocultos son una maraña de emociones, como un remolino dentro de su cabeza.

Bella le observa con preocupación, lanzándole una mirada suplicante a Jasper…pero mi hermano ya está haciendo todo lo que puede sin tocar físicamente a Charlie para evitar que estalle su estado emocional.

En ese instante, Jacob se pone de pie y cruza trotando animadamente la habitación, pisando sin hacer ruido con los pies desnudos el suelo de madera. Le da unas palmaditas a Charlie en la espalda – él se sobresalta un poco con el gesto – y se inclina hacia él para susurrarle con voz tranquila, “Sólo lo necesario, Charlie. Todo va bien. Te lo prometo.”

Charlie traga con dificultad, la nuez moviéndose espásticamente contra la piel al descubierto de su cuello y asiente una vez con la cabeza. Los ojos aturdidos parpadean varias veces y vuelve a concentrarse en mí – toda la conducta de Charlie se altera en el transcurso de un latido de corazón. Nubes de tormenta se ciernen sobre rostro, los iris marrones brillando bajo el ceño fruncido, y avanza un paso hacia el sofá, apretando los puños hasta que los nudillos se blanquean por la presión.

“No quiero saberlo todo,” gruñe, subiendo el tono con cada palabra, “pero ya estoy harto de mentiras!” Deja escapar un pequeño suspiro lanzándome lo que él percibe como una mirada amenazante. Y quizá lo sería – para un joven normal que tenga que hacer frente a la ira justificada de su protector suegro. Pero yo estoy lejos de ser normal.

Sosteniéndole con tranquilidad la encendida mirada, le contesto sinceramente, “Lo siento, pero necesitas saber la historia que vamos a contar más que la verdad. Si vas a participar en el secreto, la versión oficial es la única que importa.” Entonces, juego mi baza – apelando a su inquebrantable dedicación por la seguridad y el bienestar de Bella. “Se trata de proteger a Bella y a Renesmee, así como al resto de nosotros. Puedes aceptar la mentira por ellas?”

La habitación se queda completamente en silencio, todas las miradas fijas en Charlie, mientras analiza mi respuesta y la evidencia que tiene ante él. Nadie se mueve, y aquellos que encuentran innecesario respirar permanecen inmóviles en su sitio – excepto Bella, que cruza los tobillos.

Después de un minuto insoportablemente tenso, Charlie refunfuña malhumorado y relaja las manos. Mueve la mirada, que pierde su intensidad abrasadora, mientras se queja a Bella, “Deberías haberme avisado antes, hija.”

“Realmente lo habría hecho más fácil?” le contesta ella con suavidad.

Él junta las cejas, formando profundas arrugas en su frente, y entonces se agacha frente a su hija, mirando a Renesmee a la cara. Ella le dedica su sonrisa deslumbrante y extiende una manita hacia él. Bella reacciona al instante, alejándola de Charlie y llevándola contra su pecho. Haciendo un gesto de frustración, Renesmee lleva su otra mano al cuello de su madre, mostrándole la cara da Charlie y coloreando la imagen con sed y curiosidad. Hay una agudeza en los pensamientos que comparte la pequeña, indicando que tiene intención de obedecer mis instrucciones – sólo quiere que Bella sepa que, a pesar de la sed, entiende que Charlie está estrictamente prohibido.

Charlie mira boquiabierto los dientes perfectos y relucientes de Renesmee. “Vaya,” exclama, “Qué tiempo tiene?”

“Mmm…” se entretiene Bella, sin saber qué decir.

Acudo en su ayuda, respondiendo, “Tres meses. O mejor,” explico lentamente, estudiando la expresión de Charlie mientras hablo, “tiene el tamaño de un bebé de tres meses, más o menos. Es más pequeña en cierto sentido pero más madura en otros.”

Renesmee mueve la mano extendida, saludándole deliberadamente, con una sonrisa radiante. Charlie parpadea enloquecidamente, como intentado despertarse de un sueño mientras contempla a su nieta.

Sonriendo triunfalmente, Jacob le pega con el codo en las costillas, bromeando, “Ya te dije que era especial” Cuando Charlie se retira ante el contacto, él gruñe, como un adolescente irritado. “Oh, vamos, Charlie. Soy el mismo de siempre. Haz como que lo de esta tarde no ha sucedido,” le sugiere, ladeando la sonrisa.

Charlie palidece, con los ojos a punto de salirse de las órbitas mientras mira a Jacob, pero entonces parece recuperarse, y asiente una vez con un movimiento brusco de la cabeza. Un destello de asombro cruza su cara mientras observa cómo la atención de Jacob se centra en Renesmee. Quizá se esté preguntando por qué el rostro del joven se ilumina con profunda admiración al mirar a la hija de Bella – pero aleja esos pensamientos un momento después y pregunta, “Qué tienes que ver en todo esto, Jacob? Cuánto sabe Billy?” Charlie entrecierra mínimamente los ojos con recelo, “Por qué estás aquí?”

“Bueno,” Jacob aparta con esfuerzo la mirada de Renesmee y levanta una ceja, “Te lo podría contar – Billy lo sabe absolutamente todo – pero hace referencia a un montón de cosas sobre los licán…”

Cerrando los ojos de golpe, Charlie se tapa los oídos con las manos. “Ajj! Da igual,” masculla.

Jacob le sonríe. “Todo va a ir genial, Charlie.” Guiñándole un ojo, le aconseja, “Sólo intenta no creer nada de lo que veas.”

Charlie dice algo entre dientes en voz baja, casi demasiado para un vampiro, pero suena sospechosamente parecido a “No creo que me cueste mucho...”

Dadle un respiro al pobre tío. De repente, Emmett deja escapar un grito de celebración, señalando a la pantalla del televisor. “Uh!” Se pone a aplaudir, el sonido resonando en las vigas del techo, y exclama, “Vamos, Gators!”

Los dos lobos y el humano, saltan como conejos asustados – Charlie consigue mantener el equilibrio apoyándose en la rodilla de Bella y ella automáticamente contiene la respiración – y los vampiros se convierten en estatuas de mármol, excepto mi temerario hermano, por supuesto.

Recuperando cierta imagen de normalidad, Charlie mira a Emmett por encima del hombro y pregunta, con voz algo ronca, “Va ganando Florida?”

“Acaban de marcar el primer touchdown” declara Emmett con una sonrisa satisfecha y le lanza a Bella una mirada breve y conspiratoria mientras mueve las cejas. “Alguien se ha marcado un tanto ya por aquí,” insinúa, sus ojos ocres brillando maliciosamente.

Bella se queda rígida a mi lado y enseña los dientes en un rugido, antes de apretarlos con fuerza, controlando su temperamento. La leve vibración de un rugido reverbera a través de su esbelto cuerpo, y yo le froto los hombros suavemente mientras fulmino con la mirada a Emmett.

Afortunadamente, Charlie parece ajeno al intercambio. Vuelve a coger aire, lenta y profundamente, llenando los pulmones casi a tope, y se pone en pie tambaleándose. Rozando a Jacob al pasar por su lado, el jefe de policía tropieza con una silla vacía frente a la televisión y se desploma en ella con un suspiro. “Bueno,” comenta casi con cansancio, “supongo que habrá que ver si pueden mantener la ventaja.”

Emmett se ríe en voz baja y sube el volumen. Carlisle y Esme comparten una mirada desconcertada. Jasper mira a Alice, al otro lado de la habitación, y levanta una ceja en señal de interrogación y ella se encoge de hombros. Rosalie camina lentamente hacia la silla de su marido y se sienta en el reposabrazos, jugueteando distraídamente con su pelo mientras mira sin prestar atención a la pantalla. Renesmee se da la vuelta en el regazo de Bella hasta que tiene una visión completa de la sala, su aguda mirada saltando de Charlie, a Jacob, y a los demás, mientras retuerce un mechón del pelo castaño de su madre.

Bella y yo nos miramos el uno al otro. La piel alrededor de sus ojos está tensa; aún le preocupa que vaya a delatarnos – olvidándose de actuar como una humana o teniendo un lapsus momentáneo en su autocontrol.

Le acaricio la mejilla con el dorso de la mano. Duda demasiado de sí misma. Neófita o no, Bella nunca haría nada conscientemente para herir a Charlie – y confío en ella tanto como estoy seguro de que el sol saldrá por la mañana.

Ella descansa la cabeza en mi hombro, suspirando levemente. Apoyo la barbilla sobre su cabeza y me encuentro con la mirada dorada de mi hermana y vocalizo, “Cuánto tiempo se va a quedar?”

Todavía no lo sé, responde Alice mentalmente, sintiéndose incómoda, aún no está decidido.

Inclino la cabeza a un lado, evaluando la figura encogida de Charlie con mis propios ojos. Sus pensamientos vuelven a estar silenciados, pero puedo distinguir un vago sentimiento de…alivio…en su mente. También hay obstinación en su estado emocional, que Jasper interpreta como su intención de permanecer aquí el mayor tiempo posible.

Suspiro en silencio y apoyo la mejilla en el cabello sedoso de aroma floral de Bella.

Va a ser un día interesante.

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